lunes, 28 de febrero de 2011

El rescate de la tradición, de Alberto Flores Galindo

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Prólogo a Carlos Arroyo: Encuentros. Historia y movimientos sociales en el Perú. Lima, Memoriangosta, 1989, p. 9-21.

EL RESCATE DE LA TRADICIÓN

«En toda época deberá hacerse de nuevo el intento de rescatar la tradición frente, a un conformismo que está a punto de aplastarla... Sólo tendrá el don de avivar la chispa de la esperanza en el pasado el historiador que esté firmemente convencido que ni siquiera los muertos estarán seguros frente al enemigo si éste triunfa. Y este enemigo no ha dejado de ser vencedor.»
Walter Benjamín

EL PERÚ es un país en crisis. Nos encontramos en medio de una de esas encrucijadas históricas en las que se termina poniendo en juego todo el destino de una colectividad. Aunque ignoramos el resultado de la confrontación, sí estamos seguros de que a la vuelta de algunos años, este país, para bien o para mal, en beneficio de unos o a costa de otros, será muy distinto que lo que ahora es. En estas circunstancias, los intelectuales (y no sólo ellos), buscan afanosamente respuestas a sus interrogantes. A veces vuelven la mirada hacia el pasado pero evidentemente no puede esperarse que allá encuentren una imagen libre de las tensiones y angustias del presente. Todo lo contrario.

A lo largo de este libro, Carlos Arroyo entrevista a diversos historiadores peruanos. Específicamente diez historiadores, a los que se suman tres antropólogos y un periodista. Los temas tratados comprenden un amplio marco cronológico, desde el país de los incas hasta el Perú actual. Los entrevistados pertenecen a distintas generaciones y responden a diversas preocupaciones pero, a pesar de todo, hay a lo menos, dos temas en común: la cuestión de la identidad y el redescubrimiento del mundo andino.

Llama la atención la profusión de estudios recientes sobre el mundo andino. Una sucinta enumeración nos llevará a recordar los libros de Juan Ansión, María Rostworowski, Scarlett O'Phelan, los que siempre acostumbra publicar Luis Lumbreras, la obra de los hermanos Montoya, los prólogos de Pablo Macera, los artículos de Alfredo Torero, los estudios de Manuel Burga y Nelson Manrique, los ensayos míos, sin omitir a Víctor Domínguez, Wilfredo Kapsoli, Rosina Valcárcel o las revistas Tierra Adentro, Allpanchis o Márgenes. Todo esto incomoda a muchos. Lamentablemente no sólo a los intelectuales de derecha. Es así como se ha acuñado el término –con evidente connotación despectiva– de «neo-indigenismo» [1].

Se atribuye a la preocupación que algunos tenemos por lo andino un contenido, en el mejor de los casos, romántico, pasadista, resultado del afán de huir del presente y de buscar algo de que asirse en el pasado[2]; en el peor de los casos se trata de ingenuos que se han puesto al servicio del senderismo, si no son aliados conscientes del terrorismo. Esto se escribe a veces. Lo hizo, por ejemplo, José Tamayo en un libro sobre problemas regionales[3]. Pero, con más frecuencia se comenta, sugiere y desliza siguiendo los viejos mecanismos del chisme limeño o del correo de brujas. Para construir esta imagen del «neo-indigenismo» ha sido preciso hacer un bloque homogéneo de casi todos los preocupados por el mundo andino. Pero éste es un supuesto bastante fácil de desbaratar. Para ello sería suficiente leer con alguna atención –no mucha– los libros de Burga y míos, para descubrir que al lado de acuerdos, existen evidentes diferencias. Nelson Manrique ha discutido el ámbito espacial y temporal de la utopía andina[4]. Henrique Urbano, en la Revista Andina, hizo un agresivo comentario del libro de Ansión, obra en la que si bien se trabaja con material oral, se lo hace en una perspectiva bastante distinta de la utilizada por los hermanos Montoya. Creo que las entrevistas que aquí reúne Arroyo servirán para mostrar los acuerdos y las diferencias entre los supuestos «neo-indigenistas». La mayoría de los entrevistados son marxistas pero cada uno asume de manera peculiar este método.

Decía leer con alguna atención porque quien haya ido más allá de la carátula de mi libro podría haberse dado cuenta de que la tesis central no era precisamente seguir Buscando un Inca, sino dominando los recuerdos, utilizando la carga pasional de la utopía andina y recurriendo a elementos del pasado (como la tecnología tradicional), tratar de fundar un discurso nuevo, radicalmente diferente, que permita sustentar un proyecto socialista. Es decir, pensar la tradición desde el futuro. Sin embargo, ocurre que no se lee. ¿Por qué? Obviamente porque se suponen los contenidos[5]. Es lo que ocurre en un debate. Mejor dicho –porque todos los debates lo son casi por definición–, cuando el ambiente se carga de pasiones. La vida intelectual ha terminado arrastrada por cualquiera de los muchos remolinos que nos rodean ahora en el Perú.

Creo que esto es expresión de un ambiente de intolerancia que tiende a dominar la escena intelectual. Frente a un fenómeno como el senderismo no existe la posibilidad de estudiarlo o analizarlo; sólo cabe la condena más rotunda, hasta bordear en el reclamo de la pena de muerte. Con unos o con otros. No hay término medio. La lógica del terror o de las zonas de emergencia traspuesta al mundo universitario. Si un autor no muestra que a lo menos escribe desde el poder, razonando como si fuera un miembro de las fuerzas armadas o un sociólogo asimilado a la policía, se vuelve un sospechoso. Lo peor es que quienes comparten estas apreciaciones se consideran a sí mismos como demócratas. La democracia, en realidad, es una difícil práctica cotidiana que se debe ejercer en todos los espacios, incluida la cátedra universitaria o los cafés de las instituciones.

Pero el ejercicio de la democracia resulta muy difícil en un ambiente cercado por el miedo. El temor es, en realidad, el reverso de la intolerancia. La mejor manera de mostrar que uno no está apestado por el virus del senderismo, que no forma parte de esos nuevos leprosos, es acusar a otro de ser tal: la vieja lógica de los pogrom medioevales. Para entender esto hay que reparar en que el «senderismo» se ha terminado encontrando con otros fenómenos, como el incremento de la pobreza urbana, los cercos de miseria que rodean a las ciudades, el ascenso de la criminalidad y la delincuencia todo lo cual, ha resucitado a los «fantasmas de la clase media». «Una sensación de inseguridad invade el ánimo de los sectores medios. En los barrios residenciales las ventanas se enrejan, las casas se amurallan y las calles se pueblan de wachimanes»[6]. Este es el medio social en el que viven los intelectuales. Sus centros de trabajo –universidades o institutos de investigación– también deben rodearse de sistemas de vigilancia y protección.

En esas circunstancias, el ropaje académico con el que se han pretendido revestir a las ciencias sociales no sirve de mucho, si es que no se prescinde de la ética. Hacer del Perú sólo un tema de estudio. Es el precio que se paga para ser admitido en el mundo académico nacional (o internacional). El lenguaje cambia. Así como en el discurso de la derecha una masacre se convierte en un exceso, la izquierda (o una parte) prefiere no seguir hablando de miseria o explotación. Un lenguaje neutro: sin una tonalidad definida. Desde esta perspectiva no hay nada más reprochable que confundir las opciones con el análisis. Si alguien lo hace, es un romántico y su discurso se invalida como tal. Tras la acusación de «neo- indigenismo» –la evocación de un juzgado resulta inevitable–, subyace el rechazo al compromiso vital con los temas de estudio. No nos quejemos demasiado: es la temperatura del país. Sin embargo, en la acuñación de ese término, es preciso admitir ciertos elementos constatables. Efectivamente, una vertiente trazada entre quienes están preocupados por lo andino ha conducido a la recreación añorante del pasado. Ocurre entre quienes han apostado por la recuperación de la tecnología nativa: creen encontrar en el mundo prehispánico, una panacea para la agricultura peruana y su deficitaria producción de alimentos, sin reparar en que andenes y camellones formaban parte de una determinada estructura social, para un época en que el Perú tenía menos población que ahora y sin los desequilibrios actuales en beneficio de la ciudad y a costa del campesinado. También existe el romanticismo de los llamados movimientos indianistas: los editores de Pueblo Indio. Ellos sí son una efectiva prolongación del indigenismo en nuestros días. El indigenismo, en efecto, no ha muerto en las ciencias sociales y tampoco en la literatura. (Aunque en este terreno han pasado inadvertidos textos de la calidad de Los Ilegítimos, publicado por Hildebrando Pérez Huarancca).

Resulta paradójico sindicar a los supuestos «neo-indigenistas» como personas empeñadas en olvidar el presente, porque ocurre que precisamente algunos de ellos se han empeñado en escribir sobre la actualidad más inmediata. Recuerdo aquí los artículos de Rodrigo Montoya sobre Ucchuraccay: una verdadera campaña en la que no fue acompañado por otros antropólogos; textos que el mismo Montoya, Luis Lumbreras o Nelson Manrique han escrito sobre la guerra sucia o las masacres de estos años. Pero a muchos científicos sociales –en particular del gremio de antropólogos–, lo andino ha dejado de interesarles. No quieren salir al campo. Prefieren la ciudad. Cierran los ojos ante esa cifra ignominiosa de cerca de 15,000 muertos, la mayoría de ellos campesinos. Tampoco les interesa –en el verdadero real sentido de la palabra– que el año pasado el Perú tuviera el récord de desaparecidos en el mundo (79 personas) y que la mayoría de esas víctimas fueran campesinos.

Lo andino, de ayer y hoy, está en debate. Curiosamente la formulación más sugerente en contra de lo andino proviene de un intelectual de izquierda. Carlos Iván Degregori ha planteado que en la cultura popular peruana, a partir de los años 50, se habría producido una especie de revolución mental: el mundo tradicional sustituido por el nacimiento de una modernidad popular. Se refiere así a que «el viejo mito de Inkarri va siendo reemplazado de manera creciente por otro: el mito del progreso»[7]. Dejemos a un lado la contradictoria fórmula de «mito del progreso», términos en sí mismos contrapuestos, como debiera saberlo cualquier antropólogo. Más importante es subrayar esa manera de concebir a la cultura popular como un todo homogéneo al que se le puede atribuir un solo contenido; un proceso que marcha en una misma dirección y que posibilita por lo tanto delimitaciones temporales muy nítidas: antes Inkarri, ahora el progreso. Pero esa cultura popular siempre ha sido más compleja abrigando en su interior cosmovisiones contrapuestas y distintos valores. Es el resultado de las creaciones propias de las clases dominadas y de todos los otros componentes asimilados o impuestos por otras clases. Esta heterogeneidad es todavía mayor en un país colonial que, además, tiene tras sí varias tradiciones culturales. Desde luego, se intensifica y amplía en tiempos de crisis.

En la actualidad, en la cultura andina coexisten tanto la esperanza en el progreso como la vuelta al pasado, a veces de manera conflictiva y en otras ocasiones, conviviendo hasta en el interior de un mismo individuo. El mito de Inkarri se lo encuentra todavía junto con relatos orales, representaciones teatrales, canciones en quechua, creaciones que expresan con frecuencia el rechazo a la modernización. Pero esto no significa negar que pueda existir también una versión negativa del Inca, como la que se escenifica en ciertos pueblos del valle del Mantaro. En estos dilemas no se agota la cultura andina, habitada también por pishtacos, cabezas voladoras y otros seres que producen angustia y temor. La cultura andina es, de otro lado, el reclamo de la escuela, el entusiasmo por el cemento y la calamina, la esperanza en la migración a Lima. Así como son hombres andinos quienes han edificado sus viviendas en medio del arenal, lo son igualmente aquellos que han imaginado ese culto de salvación que es la «Iglesia Israelita del Nuevo Pacto Universal» (Marco Curátola).

Degregori supone que la migración es una ruptura con el pasado. En parte sí, pero las conexiones con esa tierra que queda atrás se mantienen través del parentesco, las instituciones regionales, el regreso periódico a la comunidad. Nuestra época, cuando supuestamente se produce el ocaso de lo andino, es también la época en que la organización comunal se propala por todos los Andes. Mientras desaparecen los gamonales y las haciendas, las comunidades llegarán hasta cerca de 5,000 (reconocidas). En la ciudad, las asociaciones de provincianos serán el soporte social que hace posible la reproducción, en el medio urbano, de la reciprocidad y la ayuda mutua. Es prematuro, a veces, dar por muerto al pasado. ¿Volver atrás? El desafío que implican ideas como la utopía andina es la posibilidad de encontrar un camino propio: esa explosiva aleación entre lo nuevo y lo viejo que Mariátegui resumió al hablar de la «heterodoxia de la tradición». Pero, ¿se trata de proponer una síntesis o de elaborar un proyecto radicalmente nuevo?

En un país como el Perú se puede hacer algo más trascendente que abrir puertas y ventanas a la modernidad: someterla a una crítica, desde un espacio atrasado y marginal, que ha debido soportar los costos de la modernización y que tiene tras de sí otras tradiciones culturales. Hay que deslindar –como lo hace Aníbal Quijano– entre conceptos que no son equivalentes: modernidad, modernización, cultura occidental. Se corre el riesgo de que, al elogiar la modernidad, estemos haciendo una velada defensa del capitalismo. Por eso resulta imprescindible introducir en la discusión la perspectiva socialista. ¿El socialismo es la prolongación de la modernidad o, por el contrario, su abolición? La polémica entre Marshall Berman y Perry Anderson. Prescindiendo de esta discusión, Berman es citado entusiastamente por Degregori pero Lima o San Martín de Porres no obedecen al mismo modelo de New York o el Bronx, desde donde se elaboró Todo lo sólido se desvanece en el aire... La discusión sobre lo andino es una invitación a pensar desde nuestro propio entorno. Situar nuestro pensamiento. La búsqueda de respuestas propias: un desafío a la creatividad[8]. Para ello, tal vez, no habría que seguir dando vueltas a la disyuntiva entre modernidad y tradición y volver a poner en el centro del debate el cambio social, Degregori y sus amigos terminan el libro Conquistadores de un nuevo mundo, ubicando a los migrantes a Lima entre la «disgregación regresiva a la recomposición democrática» (p. 296). También podrían considerar otras opciones. La revolución, por ejemplo.

En estos últimos años ha emergido una corriente ideológica que quiere negar enfáticamente el pasado de este país. En el empeño de abrir todas las puertas y ventanas al mundo Occidental, han transpuesto mecánicamente el discurso liberal de la economía al campo de la cultura; en nombre de la libertad quieren deshacerse de lo que terminan calificando como el lastre andino. Es el pensamiento de la nueva derecha peruana. A diferencia de sus antepasados (los Riva Agüero, García Calderón o Belaúnde), los principales intelectuales de derecha hoy, desvaloran la historia. Su terreno privilegiado es la Economía. Por eso, un caso raro es Fernando Iwasaki joven historiador que merodea al Instituto Libertad y Democracia, que comparte ese menosprecio y desdén, no por la Historia pero sí por lo andino. «La cultura andina subsistirá y crecerá –dice Iwasaki– si cumple una función en la reproducción social y la división del trabajo necesarias para la expansión del capitalismo»[9]. Aquí modernidad es, sin reparo alguno, sinónimo de capitalismo y occidentalización. Más transparente no podría ser: el destino de los dominados dependiendo de la lógica del capital. La defensa de la imposición cultural. Esta afirmación resulta coherente con un autor para quien el Perú comenzó con la conquista y los encomenderos fueron, por lo tanto, los primeros peruanos. «Las circunstancias y una serie de lealtades contradictorias hicieron que los encomenderos –y no los hombres andinos– ¬hicieron suyo el Perú y lo defendieron ante las pretensiones de la metrópoli» (p. 18). Así, con una frase rotunda queda abolida de la memoria la resistencia indígena, la visión de los vencidos y todo el trabajo de los etnohistoriadores. Iwasaki hace una explícita defensa del Perú de los Pizarro. El prologuista del libro –un historiador del mundo andino– debería estar en desacuerdo con estos argumentos pero, a veces, incluso entre historiadores que se consideran académicos, más importante es la ideología que el análisis científico. Franklin Pease no dice nada específico acerca de la obra que presenta. Otro tanto ha sucedido con los muchos comentaristas convocados por Iwasaki, interesados antes que en el contenido de su libro, en subrayar que el autor es joven y no es marxista, después de lo cual se desbordan, como Patricio Ricketts, en parrafadas anticomunistas (Expreso, 21 VIII-1988, p. VIII). Los mecanismos de la publicidad traspuestos a la vida académica: las imágenes por encima de los contenidos. Todo esto es parte de los afanes por tratar de reconstruir un espacio intelectual de derecha y recuperar una iniciativa que tenían perdida.

El libro de Iwasaki, Nación peruana: entelequia o utopía, termina siendo la realización cabal de su subtítulo, Trayectoria de una falacia. En efecto, comienza no precisamente criticando a los autores marxistas sino a esos historiadores para quienes «la Peruanidad ya está definida», y así, con mayúscula, es un evidente reproche a Víctor Andrés Belaúnde, autor de un libro que llevó precisamente ese título. Luego añade, refiriéndose a este autor o a Riva Agüero, que «su versión de la historia nacional es tan idílica que raya con lo irreal, y tan débil en sus fundamentos teóricos que ya no satisface a un sentido común sacudido por la crisis y la violencia» (p. 1). En la página siguiente arremete contra quienes han querido hacer de la nación peruana un mito, negar su realidad, convertirla en una entelequia, en el sentido vulgar de la palabra, es decir, los marxistas. A éstos es a quienes, más adelante, denominará los «modernos sociólogos», hurtando una expresión acuñada por Belaúnde a comienzos de siglo para referirse a sociólogos europeos, pero Iwasaki habla de peruanos de estos días y casi nada de sociólogos (apenas se menciona el apellido Quijano o Cotler, omitiendo a muchos otros), sino de historiadores, y de unos pocos, centrando al final sus baterías casi en uno solo. «Modernos sociólogos» es un nombre equívoco cuyo uso conduce al autor a terminar repitiendo lugares comunes enrostrados siempre a los marxistas: son economicistas, no tienen patria, propalan el odio, sin tener en cuenta que han sido algunos de esos materialistas ateos quienes introdujeron en el Perú la historia de las mentalidades (Burga), argumentaron la existencia de una conciencia nacional entre los campesinos enfrentados a la invasión chilena (Manrique) o han inundado las librerías con textos sobre la democracia. Se cae en los viejos argumentos «conspirativos»: la voluntad tenebrosa que mueve hilos y subyace tras cualquier libro. El hedor a anticomunismo es demasiado penetrante: «La utopía andina corre el riesgo de ser la estrategia y el ropaje que de ahora en adelante asuma el marxismo en el Perú para el mangoneo de las conciencias» (p. 221) dado que el autor considera que no requiere de fundamentación alguna afirmar que «'los modernos sociólogos' procuran insuflar de odio las protestas populares y deificar los más protervos actos de violencia» (p. 137). Entonces –puede concluir cualquier lector–, sólo queda expulsarlos de la República de las Letras.

La intolerancia juega malas pasadas. Es así que Iwasaki, después de haber arrancado criticando a los historiadores tradicionales, termina defendiendo a Belaúnde, haciendo el elogio de Bartolomé Herrera (a quien a pesar de las citas que él mismo hace se empeña en presentar como progresista) y confesando al final que «nuestro objetivo principal a todo lo largo de esta obra, ha sido demostrar que la nación peruana no es un mito y que ella está por encima de las frustraciones colectivas, de lo compromisos ideológicos, de las circunstancias inmediatas o de la hegemonía de cualquier clase social» (p. 231). Es decir, por encima de todo y de todos: en el inasible reino del espíritu. ¿Dónde quedó la actitud crítica o la supuesta «rigurosidad metodológica» que habría aprendido de sus también supuestos maestros marxistas?

La incoherencia es, en realidad, resultado de una crítica al marxismo que no quería ser la defensa de una ideología tradicional sino la postulación de otra concepción de la historia peruana: un discurso nuevo y original que fuera más allá, en dirección al futuro. Evidentemente si el autor termina repitiendo a Belaúnde y construyendo al final frases como las que criticaba en su introducción, hay que admitir que no lo consiguió. No es tan claro si se trata de un fracaso o un engaño. ¿Se quería elaborar realmente un nuevo discurso o simplemente cambiar el ropaje de una vieja monserga? Para quienes consideran que lo único importante es la edad de Iwasaki y su filiación ideológica, está pregunta no interesa lo más mínimo. Existe una vertiente del pensamiento de derecha a la que sólo preocupa vender o imponer imágenes: los publicistas en el sentido estricto de la palabra. Para ellos la carátula prima sobre el contenido. Así por ejemplo no tiene ninguna importancia que muy pocas personas (entre los que forma habitualmente el público lector peruano) puedan abrir o leer las páginas de Perú promesa: lo único que interesa es mostrar el libro y dar una inasible aura intelectual al empresariado peruano. No es por azar que en la empresa de elaborar ese libro se hayan asociado una universidad privada con una agencia de publicidad[10].

En cambio, si tomamos algo más en serio a Iwasaki y leemos su libro, nos puede interesar explicar su fracaso en la construcción de un nuevo discurso historiográfico. Falta de creatividad e imaginación sería una respuesta. El poco conocimiento de otras corrientes historiográficas no marxistas que lo hubieran podido inspirar, sería otra. Tal vez ocurre en la historiografía lo mismo que en la política: el movimiento Libertad que se postula como nuevo ha tenido que cargar con esos lastres que son el PPC y AP, así como Iwasaki ha terminado resucitando al fantasma de Bartolomé Herrera. Esto es sin embargo un paralelo entre opciones políticas e intelectuales, y no una explicación. En ambas situaciones, la dependencia del pasado no se debe a la fuerza de la tradición conservadora (casi inexistente ahora en el campo historiográfico) sino más bien a la dificultad para mirar creativamente el futuro. Pareciera que el pensamiento crítico sólo es posible –a lo menos en un país como el Perú– si se asume el punto de vista de los dominados. El fracaso de Nación peruana: entelequia o utopía, tendría una explicación social.

La historia es un campo de discusión. Resulta lógico en tiempos de crisis. Pero todavía más en una sociedad donde los viejos discursos ideológicos y los patrones de dominio tradicionales parecen no funcionar. Se cuestiona a los dominadores. Hay una crisis de hegemonía. Frente a estas circunstancias, los empresarios quieren poner alto a ese supuesto desborde popular e imponer las reglas de juego que deben regirnos más allá del año 2000. Fernando Iwasaki no es un historiador convencional que sólo sepa transitar entre su cátedra y el archivo. Lee los periódicos, ve la televisión (parece muy sensible a los medios de comunicación de masas) y ha tratado de elaborar, de acuerdo con los tiempos, un libro de historia que fuera también un texto político. Aunque sin mucho sustento, escribe con entusiasmo y convicción. El apasionamiento le otorga a veces un tono plausible a sus afirmaciones. La recuperación del terreno supuestamente perdido frente al marxismo, lo conduce a reclamar para el pensamiento de derecha todos esos espacios de los que habría sido desalojado: la escuela, la universidad, el periodismo. Termina viendo marxistas por todos lados. Sospecha de casi todos sus profesores en la Universidad Católica. La intolerancia tiene a veces rasgos paranoides. En todo caso, aunque ese nuevo discurso historiográfico no haya tenido una feliz formulación, ha sabido reclamar para sí todos los espacios. Es evidente su inspiración autoritaria. En las páginas de Nación peruana: entelequia o utopía advertimos los ecos de esos empresarios que reclaman todo el poder. Sin embargo, en el discurso ideológico que tratan de elaborar, la Historia queda como una pariente pobre: son modernos, no les interesa la tradición. El proyecto de Iwasaki, por esto, tiene un frágil sustento social.

Al pensamiento de izquierda, en cambio, si le debe interesar el pasado en la medida en que no se deje arrastrar por la corriente de transnacionalización de la cultura y se empeñe en encontrar una vía alternativa para el desarrollo del país. En este sentido, una mirada crítica sobre la historia peruana conduce a cuestionar el derrotero que se le impuso a este país desde el siglo XVI. A buscar, por lo tanto, una alternativa radicalmente distinta. El pasado remite no sólo al presente, también al futuro. Es la dimensión subversiva que termina asumiendo la Historia. Pero ello sólo es posible si no se olvida que existen vencedores y vencidos.

El reportaje periodístico, con las preguntas incisivas de Arroyo y el registro fiel de las respuestas grabadora en mano, permite tomar la temperatura de una bullente vida intelectual y política. Pero, Arroyo no sólo registra y transcribe: antes que nada pregunta. Se trata de un periodista, que ha recorrido diversas redacciones de periódicos y revistas, trabajando siempre en condiciones difíciles pero, a la vez, atento a las nuevas preocupaciones y dándose siempre tiempo para estar informado de lo que se acaba de publicar no sólo aquí, sino también fuera del país. Lector acucioso y hombre fiel a su profesión que, según Antonio Cisneros, puede ser el último refugio de las letras y las humanidades. Contagiado por el oficio de Carlos Arroyo he escrito estas páginas al correr de la máquina, con tanto apasionamiento como sinceridad.

[1] Sólo para Indicar las referencias bibliográficas de los libros publicados éste y el año pasado: Fernando Iwasaki: Nación peruana: entelequia o utopía, Lima, Crese, 1988; Juan Ansión: Desde el rincón de los muertos, Lima, GREDES, 1987; María Rostworowski: Historia del Tahuantinsuyu, Lima, IEP, 1987; Rodrigo, Edwin y Luis Montoya: La sangre de los cerros, Lima, CEPES, 1987; Scarlett O´Phelan: Un siglo de rebeliones anticoloniales. Perú y Bolivia 1700-1783, Cusco, Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas, 1988; Pablo Macera: La leyenda de los hombres verdes (prólogo), Lima, Banco Agrario, 1988; Manuel Burga: Nacimiento de una utopía, Lima, Instituto de Apoyo Agrario, 1988; Nelson Manrique: Yawar Mayu, Lima, DESCO, 1988; Víctor Domínguez: Heroica resistencia de la cultura andina, Huánuco, CREA, 1988; Rosina Valcárcel: Mitos. Dominación y resistencia andina, Lima, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, 1988.

[2] Carlos Iván Degregori: «Carnaval por la vida», en Quehacer N° 55, noviembre de 1988, Lima, DESCO, p. 101.

[3] José Tamayo: Regionalización: mito o realidad e identidad nacional: utopía o esperanza, Lima, Centro de Estudios País, 1988. En este libro Tamayo sindica como sospechosa de «senderismo» a la «utopía andina». Entonces todavía no circulaba el libro de Manuel Burga: Nacimiento de una utopía. El autor se basa en la respuesta que a una pregunta suya habría dado Burga. El libro, en particular por estos supuestos deslindes, fue elogiado por dos directores de centros de investigación, Francisco Guerra (CEDEP) y Efraín Gonzáles (IEP). Obviamente no habían podido leer el libro de Burga y sospecho que tampoco el mío.

[4] Nelson Manrique: «Historia y utopía en los Andes», en Debates en Sociología, (próxima publicación).

[5] Un caso entre patético y ridículo es la reseña que sobre Buscando un inca publicó la revista Hisla. En ese libro insisto repetidas veces en que la utopía fue un resultado del encuentro entre la memoria y la imaginación colectiva. En ningún momento digo que se tratara de un discurso verdadero; por el contrario, se habla de una creación, de una invención colectiva. Un testimonio de su vigencia en nuestros días se encuentra entre esos escolares que siguen imaginando al mundo incaico como una sociedad homogénea, feliz, sin explotación. Pero Enrique Mayer me atribuye pensar literalmente todo eso acerca del imperio incaico. Ensaya una refutación y discute la pertinencia de un juicio sobre el pasado sustentado en ingenuas encuestas a escolares contemporáneos. ¡Un disparate! Lo único que se puede pensar es que ese señor no sabe español y entendió otro texto. Pero los editores de Hisla sí saben español, deben leer lo que publican y dice mucho de su seriedad que hayan admitido esa reseña. Como es probable que alguien dude de mí, lo citaré literalmente:
«Pero lo más divertido es la intención del autor de sostener que los Incas tuvieron efectivamente una Utopía Andina. El llega en esto tan lejos que toma para sí las respuestas obtenidas en una encuesta para escolares donde se les preguntaban sí los Incas vivieron, o no, bajo una sociedad justa y equilibrada. Flores concluye que el 68% respondió afirmativamente. Sin embargo, la confianza depositada en tales métodos nos dan buenas señales de un provincialismo auto congratulatorio de los intelectuales limeños y no de un desarrollo de la Historia. Esto es como sí le preguntáramos a cualquiera que es lo que piensa de sus antecesores. Es lógico que responderán que fueron ‘buenos’. Uno también siente curiosidad de saber la respuesta al hecho de que si los Incas tuvieron una sociedad armónica por qué existieron fortalezas tan colosales como Ollantaytambo y otras en los alrededores del Cuzco ¿Fueron estas simplemente trabajos públicos o ellas sirvieron como pétreos edificios de autoritarismo que sostenían la sociedad utópica Inca?», Hisla, 1987, p. 97.
Al final Mayer termina tratando de convencerme –con toda seriedad– ¡que la utopía andina no ha existido! Hasta aquí los chistes. También me señala como seguidor de Pol Pot: el espíritu inquisitorial nuevamente. En todo esto ha existido una falta de seriedad tanto más increíble cuanto que procede de pretendidos medios académicos.

[6] Gonzalo Portocarrero: «Los fantasmas de la clase media», en Hueso Húmero N° 20, Lima, Mosca Azul Editores, 1985, p. 72.

[7] Carlos Iván Degregori, Cecilia Blondet, Nicolás Lynch: Conquistadores de un nuevo mundo, Lima, Instituto de Estudios Peruanos, 1986, p. 290.

[8] Todos estos temas requerirían una discusión más detenida para la que deberíamos recurrir no sólo a Anderson y Berman, sino también a Mayer, Lowe, Habermas, Quijano, Lechner. Pero lo más importante es la crítica y reformulaciones de nociones, desde nuestra experiencia. Es un debate que apenas comienza, que en el Perú ha sido planteado por el pensamiento de izquierda y que ni siquiera es lejanamente advertido en el libro de Fernando Iwasaki.

[9] Fernando Iwasaki: Nación peruana: entelequia o utopía, Lima, CRECE, 1988.

[10] Varios autores: Perú promesa, Lima, Universidad del Pacífico, 1988.

sábado, 27 de febrero de 2010

Por sus libros los conoceréis, de Eduardo Dargent

Por sus libros los conoceréis

¿Puede un investigador ser objetivo cuando su ideología lo coloca en una posición de amor u odio con su objeto de estudio? Este debate tiene ocupados a varios intelectuales. Si bien la discusión la inició Antonio Zapata al criticar un libro de Nelson Manrique sobre Haya de la Torre, le ha llegado el turno a los politólogos.

Martín Tanaka sostiene que lo que distingue a un activista de un académico es que el primero defiende posiciones en las que cree mientras que el segundo debe poner a prueba sus teorías y reportar sus resultados aun cuando cuestionen sus creencias y deseos. Esta difícil tensión se haría más problemática si se milita en un grupo político. Su ejemplo: los intelectuales que apoyan a Ollanta Humala critican el modelo de mercado sin precisar bien a qué se refieren.

Nicolás Lynch salta al ruedo. Señala que si el método y la teoría son claros, y se asume un compromiso académico, la militancia pasa a segundo plano. Por defender una postura aséptica y carecer de compromiso académico, Tanaka se convierte en un defensor del orden establecido: su “objetividad” es en realidad una coladera de subjetividad conservadora.

Como muchos debates en el país, creo que no avanzamos nada si no lo aterrizamos un poco. Lynch tiene razón en que militar y ser un buen investigador social es, en principio, posible. El problema es que ello no ha sido común en el Perú. Nuestra principal patología académica es la sobre-ideologización. Ofrezco como evidencia decenas de libros publicados y olvidados en los que se asumió que nuestros deseos militantes eran la realidad.

Por ejemplo, pienso que en varias partes de su reciente (e interesante) libro sobre la democracia en América Latina Lynch deja que su ideología determine el análisis. El autor, por ejemplo, considera que Alejandro Toledo traicionó la transición democrática al no revertir una serie de de aspectos del modelo de mercado. De acuerdo con su crítica a los diversos defectos de Toledo, en desacuerdo con su idea de que “faltó” a su mandato. ¿Toledo gobernó muy distinto de lo que sus votantes le pedían? No lo creo. Un poco más a la derecha de lo que se esperaba, pero no para sorprenderse con las políticas que implementó quien propuso construir “el segundo piso” del Fujimorismo. ¿Calificarlo tan duramente al evaluar la representatividad de su gobierno no es dejarse ganar por la ideología?

El reto es intentar que nuestros deseos y objetivos políticos no sean la marca para medir tanto la realidad como la calidad profesional de quien nos critica. Ese es tal vez el mayor reto de hacer investigación política en el país.

Eduardo Dargent, Caretas 2118, 25 de febrero de 2010

http://www.caretas.com.pe/Main.asp?T=3082&id=12&idE=867&idSTo=82&idA=45095

domingo, 4 de enero de 2009

Lecturas sobre Gaza

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No soy en absoluto un entendido en estos asuntos; precisamente por ello es que he procurado informarme para hacerme una mejor opinión. Comparto con ustedes algunas lecturas, que espero también les resulten útiles.

¿Cómo leer los últimos acontecimientos? Es natural que una primera reacción sea la del horror frente a las muertes, y un pedido de alto al fuego. "Tiene que haber otro camino".

http://susanavillaran.blogspot.com/2008/12/tiene-que-haber-otro-camino.html

Pero ¿cuál? Responder esta pregunta implica responder una previa: ¿cómo llegamos a esto?

"There are a number of original sins that led to this moment. One was the fact that the Sharon government insisted on carrying out a unilateral disengagement from Gaza in 2005, instead of negotiating and handing over the keys to Mahmoud Abbas and the Palestinian Authority. This enabled Hamas to claim that its policy of "resistance" forced Israel to leave the Strip, while Abbas's policy of negotiations had not produced results. The second was the fact that the Israeli government gave in to the Bush administration's insistence that Palestinian elections be held in January 2006, despite Israeli and Palestinian Authority reservations about the timing and possible outcome. The result was the Hamas victory. The third original sin is that after the elections, Israel and the international community did not try to engage the democratically elected Hamas government, even if there was no guarantee of success. And the final sin was the fact that Hamas carried out a coup against the PA in Gaza and played a game of chicken with Israel with the Qassam missiles".

The View From Tel Aviv By Hillel Schenker January 2, 2009 http://www.thenation.com/doc/20090112/schenker?rel=hp_picks

Otra parte de la explicación tenemos que encontrarla en el fracaso de las salidas negociadas propuestas por la comunidad internacional. Culpar a Israel es fácil, pero, ¿cuál es la alternativa?

"Israel's failure in Lebanon was maddeningly visible, but the failure of the international community to provide better solutions is no less problematic. Security Council resolutions were implemented poorly, and the international forces sent to execute them have failed to achieve their goals. ("[T]here will be no weapons without the consent of the government of Lebanon and no authority other than that of the government of Lebanon.") Similar international community failures led to Israel's decision to go to war against Hamas in Gaza. The Egyptians and other mediators have failed to persuade Hamas to end the shelling of Israel. Those assisting the Palestinian Authority failed to prevent Hamas from taking over Gaza; they also failed to provide a strategy to tame Hamas after the group took control and to help the authority resume power in the territory. Complaining about Israel's failures is easy; providing alternatives is more difficult (except for those who think that Israel should just get used to living under rocket fire)".

Can Israel Win the Gaza War?
It depends how you define success.
By Shmuel Rosner
Posted Tuesday, Dec. 30, 2008, at 4:02 PM ET
http://www.slate.com/id/2207636/pagenum/all/#p2

¿Cómo analizar y entender lo que sucede? En términos analíticos, el mejor punto de partida es dejar las consideraciones morales para el final, no partir de ellas, y estudiar la conducta de los actores desde el punto de vista de sus consecuencias (perspectiva realista que le dicen), teniendo en mente que el objetivo final es una paz duradera.

"But why speak about such things when we can hold up placards equating Jews with Nazis, emote over dead babies or talk tough about defending Israeli citizens? It was Shimon Peres, the Israeli President, who said that, far from there being no light at the end of the Middle East tunnel, there was indeed light. The trouble was that there was no tunnel. Bit by bit, inducement by bribe and ceasefire by restraint, we have to construct one.

If we are to do this then the friends of the Palestinians would be best advised to put pressure on Hamas never to launch another of its bloody rockets and to stop its death-laden rhetoric, and the friends of Israel well placed to cajole it into making a settlement seem worthwhile. All else is verbiage".

The TimesDecember 30, 2008 David Aaronovitch http://www.timesonline.co.uk/tol/comment/columnists/david_aaronovitch/article5415342.ece

Ver también:

"All those involved, and most of those following the bloodshed in Gaza from afar, are sure who is in the right and who is in the wrong. They know who the innocent victims are and who are the wicked perpetrators. These certainties are held equally firmly by those who will be demonstrating in solidarity with the Palestinians in London today and those who plan to stage similar shows of support for Israel later this month.

Both sides see the conflict in moral terms. For supporters of the Palestinians, it could not be clearer. Israel is committing a war crime, killing people in their hundreds, hammering a besieged population from the sky (and soon perhaps on the ground too), claiming to aim only at Hamas but inevitably striking those civilians who get in the way. Israel's cheerleaders are just as clear. Israel is the victim, hitting out now only belatedly and in self-defence. Its southern citizens have sat terrorised in bomb shelters, fearing the random rockets of Hamas, since 2005, longer than any society could tolerate without fighting back.

Both sides say they would have maintained the six-month ceasefire that had held - albeit imperfectly - until December 19 had the other side not broken it first. And who did break the deal first, Hamas with its rockets or Israel with its blockade? Both sides point at the other with equal vehemence, a Newtonian chain of claimed action and reaction that can stretch back to infinity. So perhaps a more useful exercise - especially for those who long for an eventual peace with both sides living side by side - is not to ask whether the current action is legitimate, but whether it is wise".


Jonathan Freedland The Guardian, Saturday 3 January 2009 http://www.guardian.co.uk/commentisfree/2009/jan/03/israel-attack-hamas-gaza-peace

La ofensiva israelí parece contraproducente aún para sus propios objetivos. Parece estarse ajustando a lo que Hamas quería que hiciera:

"But as bloody as the Israeli offensive has been, it comes largely as the result of a deeply cynical calculation on the part of Hamas. The Islamist group must have known that Israel would not tolerate the incessant cross-border rocket attacks from the Gaza Strip indefinitely. Since the six-month cease-fire between Hamas and Israel ended on Dec. 19, dozens of rockets once again began landing well inside Israel, killing one civilian last week and another, an Arab-Israeli, on Monday.

For weeks, the threats voiced by Israel had been clear and unmistakeable. Only last Wednesday, Prime Minister Ehud Olmert issued a stark warning to the Palestinians in an interview with an Arab TV channel: "Stop it" -- or Israel would respond with violence to the rocket launchers and their backers, was his message.

That, though, is exactly what Hamas seems to have been banking on. For Hamas, the gruesome television pictures that were beamed around the world following the Israeli air raids appear to have been part of the plan. They appear to have deliberately factored in the suffering of innocent victims when they refused to prolong their cease-fire with Israel. Ultimately, Hamas hopes the current escalation of violence will make the West take it seriously as a negotiating partner. Otherwise it wouldn't have provoked Israel and its mighty army. The Hamas leadership accepted the possibility that Palestinian civilians would be hurt in the Israeli counter-attack. The Hamas infrastructure is deliberately located in city districts where civilians live.

THE GAZA CONFLICT Hamas' Strategy of Escalation Pierre Heumann is the Middle East correspondent for the Swiss paper Weltwoche. Ulrike Putz is SPIEGEL ONLINE's Middle East correspondent. http://www.spiegel.de/international/world/0,1518,598656,00.html

"For different reasons, Hamas and Israel both gave up on the cease-fire, preferring instead to climb over corpses to reach their political goals. One side wants to resuscitate its public support by appearing to be a heroic resister, while the other, on the eve of elections, wants to show toughness to a public unhappy with the nuisance of the Qassam rockets.

The disproportionate and heavy-handed Israeli attacks on Gaza have been a bonanza for Hamas. The movement has renewed its standing in the Arab world, secured international favor further afield and succeeded in scuttling indirect Israeli-Syrian talks and direct Palestinian-Israeli negotiations. It has also greatly embarrassed Israel's strongest Arab neighbors, Egypt and Jordan. While it is not apparent how this violent confrontation will end, it is abundantly clear that the Islamic Hamas movement has been brought back from near political defeat while moderate Arab leaders have been forced to back away from their support for any reconciliation with Israel".

Has Israel Revived Hamas? By Daoud Kuttab Tuesday, December 30, 2008
http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2008/12/29/AR2008122901901.html

"The strategic concept is the same: to terrorize the civilian population by unremitting attacks from the air, sowing death and destruction. This poses no danger to the pilots, since the Palestinians have no anti-aircraft weapons at all. The calculation: if the entire life-supporting infrastructure in the Strip is utterly destroyed and total anarchy ensues, the population will rise up and overthrow the Hamas regime. Mahmoud Abbas will then ride back into Gaza on the back of Israeli tanks.

In Lebanon, this calculation did not work out. The bombed population, including the Christians, rallied behind Hizbullah, and Hassan Nasrallah became the hero of the Arab world. Something similar will probably happen this time, too. Generals are experts on using weapons and moving troops, not on mass psychology (...)

DAY AFTER DAY, night after night, Aljazeera’s Arabic channel broadcasts the atrocious pictures: heaps of mutilated bodies, tearful relatives looking for their dear ones among the dozens of corpses spread out on the ground, a woman pulling her young daughter from under the rubble, doctors without medicines trying to save the lives of the wounded. (The English-language Aljazeera, unlike its Arab-language sister-station, has undergone an amazing about face, broadcasting only a sanitized picture and freely distributing Israeli government propaganda. It would be interesting to know what happened there.)

Millions are seeing these terrible images, picture after picture, day after day. These images are imprinted on their minds forever: horrible Israel, abominable Israel, inhuman Israel. A whole generation of haters. That is a terrible price, which we will be compelled to pay long after the other results of the war itself have been forgotten in Israel.

But there is another thing that is being imprinted on the minds of these millions: the picture of the miserable, corrupt, passive Arab regimes. As seen by Arabs, one fact stands out above all others: the wall of shame (...)

This will have historic consequences. A whole generation of Arab leaders, a generation imbued with the ideology of secular Arab nationalism, the successors of Gamal Abd-al-Nasser, Hafez al-Assad and Yasser Arafat, may be swept from the stage. In the Arab space, the only viable alternative is the ideology of Islamic fundamentalism. This war is a writing on the wall: Israel is missing the historic chance of making peace with secular Arab nationalism. Tomorrow, It may be faced with a uniformly fundamentalist Arab world, Hamas multiplied by a thousand".


Israel's Gigantic Blunder
Uri Avnery, who fought for Israel in its war of independence, is the leader of the Israeli peace group Gush Shalom.
http://www.progressive.org/mag/avnery010209.html

Ver también:
Hamas is hoping for an IDF ground operation in Gaza
By Amos Harel and Avi Issacharoff, Haaretz Correspondents http://haaretz.com/hasen/spages/1051024.html

Olmert's Final Failure
By Jackson Diehl
Monday, December 29, 2008; Page A15
http://www.washingtonpost.com/wp-dyn/content/article/2008/12/28/AR2008122801277.html

Es decir, los "duros" de ambos lados han impuesto sus lógicas, desplazando a los moderados. La guerra les conviene a ambos. La población en general es la que sufre.

¿Qué se viene? ¿Cuáles son las alternativas? Según The Times, Israel no tiene muchas opciones; para Grossman, Israel debe combinar una lógica de alto el fuego para negociar y reanudación de los ataques si las agresiones continúan:

From The Times
December 31, 2008
Analysis: the options now for Israel in Gaza
http://www.timesonline.co.uk/tol/news/world/middle_east/article5420094.ece

Fight Fire With a Cease-Fire
By DAVID GROSSMAN
Published: December 30, 2008
http://www.nytimes.com/2008/12/31/opinion/31grossman.html?_r=1&ref=opinion

En el mismo sentido:

On Tuesday evening, the Israeli PeaceNGO Forum, a coalition of over seventy groups that work for peace and coexistence, met in Tel Aviv to formulate its position--most appropriately, in the Society for a Beautiful Israel building next to the Yarkon River. It resolved to issue a three-point declaration:

1) to call for an immediate Israeli unilateral ceasefire, without regard to how Hamas reacts, in the spirit of an op-ed that was published in both Ha'aretz and the New York Times by leading Israeli author David Grossman (whose voice carries special moral authority because his youngest son was killed on the last, unnecessary day of the 2006 Lebanon War);

2) to declare that the killing of innocent civilians, on both sides, is a moral crime, and to identify with the suffering of the populations in Gaza and in the Israeli south;

3) to simultaneously call for a renewal of the peace process, based upon the Arab Peace Initiative, as the only alternative.


The View From Tel Aviv By Hillel Schenker
January 2, 2009
http://www.thenation.com/doc/20090112/schenker?rel=hp_picks

¿Negociar qué? ¿Cuál es la solución de fondo?

"But the fact that Olmert wants to negotiate, and that Abbas wants to negotiate, underscores the stubborn, maddening fact about the Israeli-Palestinian relationship: there is only one path to peace, and both sides know what it is—and yet neither side has been willing to take it. The violence, the bombings, the threats and counterthreats are all the more exhausting and senseless because they are, essentially, an elaborate delaying tactic. The broad contours of a peace were laid out eight years ago when President Bill Clinton brought the two sides together at Camp David and tried to broker a historic deal" (...) Any lasting agreement for peace will probably look something like this:

Article I: Territory
Ever since Israel blitzed the Arabs in 1967's Six Day War—taking the Sinai and Gaza from Egypt, the Golan Heights from Syria and the West Bank from Jordan—"land for peace" has been the guiding principle of any comprehensive deal. It remains the only option. Israel has already withdrawn from Gaza; it must now pull out of the vast majority of the West Bank. Palestinians will establish their homeland in these two swatches of land. In return, the Palestinians and other Arabs will formally renounce their claims on the Jewish state and recognize its right to exist. But there will have to be some adjustments to the pre-1967 borders. Israel and the Palestinians should swap equal amounts of land, allowing a majority of the roughly 270,000 Israeli settlers now residing in the largest of the West Bank settlement blocks to stay where they are while remaining under Israeli sovereignty. Israel in turn would give up a land corridor connecting Gaza to the West Bank and allowing for the free flow of people and commerce between the two. There is one additional challenge that did not exist when Clinton laid out his original proposal in 2000: the Israelis have erected a security barrier that puts a full 8 percent of the West Bank on their side of the fence. It has already changed the way Israelis think about the borders of their nation. "The security barrier is creating new conceptual and spatial contours in the Israeli imagination," says Daniel Levy, a former Israeli negotiator and now a senior fellow at both the Century and New America foundations. But for any deal to succeed, the barrier would have to be torn down or, at the very least, moved.

Article II: Security
Back in 2000, this was the most straightforward of the issues to be worked out. Both sides generally agreed that the new Palestinian state would have to be largely de-militarized. Palestinian forces would be allowed to maintain light arms to enforce domestic law and order but would not have an offensive capability that could in any way threaten Israel. The Palestinians would have sovereignty over their airspace, but it would be limited to civilian aviation. Yet the violence of the last eight years—not only between Palestinians and Israelis but also between Fatah and Hamas forces—complicates the security equation. The Israelis are now more skeptical that Fatah is strong enough to assume responsibility for security. A more feasible approach would be to put a NATO-based international force in the West Bank that would later transfer control to the Palestinians. Obama might well go for this; his designated national-security adviser, retired Gen. James Jones, developed the idea while serving as Condoleezza Rice's envoy for Palestinian-Israeli security issues. As far as Israeli forces are concerned, they would be able to withdraw from the strategically important Jordan Valley over a longer period of time, perhaps three years. Israel would be allowed to maintain a number of warning stations on Palestinian territory. Finally, Israel would allow the Palestinians to have sovereignty over their borders and international crossing points. But these borders and crossing points should be monitored by an international presence.

Article III: Jerusalem
The sacred "City of Peace" is at the very heart of the 100-year conflict: how to divvy up rights to a holy place with too much history and not enough geography. In 2000, Clinton's deft diplomatic skills helped demystify Jerusalem. He asked Israeli and Palestinian mediators to come up with a list of 60 basic municipal responsibilities they could share, from garbage collection to mail delivery. There was remarkable consensus. By moving the conversation from the sacred to the mundane, the exercise isolated the practical issues of running a city from the abstract and emotionally fraught issue of sovereignty. Clinton's seductively simple notion was this: in occupied East Jerusalem, he said, "What is Arab should be Palestinian and what is Jewish should be Israeli." This is just as relevant today. So is the principle from Camp David that Jerusalem must be divided—but shared, and it must serve as a capital to both states.

One of Clinton's solutions will likely have to be dialed back. His concept of split-level sovereignty for the holiest parts of Jerusalem are too incendiary. Jews know the area as the Temple Mount, the site where the ancient temple once stood. It is revered by Muslims as the Haram al-Sharif, the place where Muhammad ascended to heaven on a white steed. Clinton proposed Palestinian sovereignty over the Haram and Israeli sovereignty over the entire Western Wall, part of which runs beneath the Muslim quarter of the Old City. Today, it is very unlikely that either side would accept such a division. But there are other creative solutions. One is a proposal in a new book by Martin Indyk, Clinton's ambassador to Israel at the time of the 2000 summit. Indyk recommends that the Old City be placed under a so-called "special regime," with Israeli and Palestinian governments sharing sovereignty over the territory. But the religious sites inside the Old City walls would remain under the control of the respective Muslim, Jewish and Christian religious authorities without any actual designation of sovereignty. Alternatively, Indyk suggests, the entire Holy Basin—the Old City and religious sites—could be placed under international supervision, with religious authorities controlling their holy places.

Article IV: Refugees
This may be the most difficult problem to solve. What will become of the Palestinians who fled or were forced from their territory in 1948, and their descendants? There are as many as 4 million refugees living in camps on the West Bank and Gaza and in Jordan, Syria and Lebanon. They are poor, stateless and angry. For half a century they have waited, believing that one day they will return to their homes. Throughout the years of negotiations, Palestinians have demanded a "right of return." But to Israelis, the notion implies an admission that they are responsible for the refugee crisis and the historical injustices leveled against the Palestinians. Israelis, offended at the suggestion that their country was born in sin, have drawn a clear line.

Israeli leaders have been willing to accept a partial solution: some refugees living in the camps would make homes in the newly established state of Palestine. A small, symbolic number would be permitted to move to Israel. For this to work, refugees living in camps in Syria and other foreign states would have to be allowed to stay if they chose, and be granted citizenship in their adopted countries—the Arab host countries could not demand that all of the refugees return to Palestine, where they would overwhelm the budding state. And the refugees must be granted a window of time—perhaps three to five years—to petition international courts for compensation for what they have lost, perhaps as part of a massive regional redevelopment plan.

But how to salve the wounds of Palestinian grievance? One intriguing solution is offered by writer Walter Russell Mead in an essay in the current issue of Foreign Affairs. Mead argues that though Israel must take some responsibility for the Palestinian tragedy, the entire nakba, or catastrophe, "cannot simply be laid at Israel's door." Israel must acknowledge its part in the events of 1948, but the international community must take "ultimate responsibility" for the 60-year-old crisis. In this way, the world would acknowledge that the Palestinians have indeed suffered a historic injustice, but obviate the need for Israel to bear full responsibility. "This is a way to confer dignity on the Palestinian people," says Levy—a crucial step toward securing an elusive peace.


A Plan of Attack For Peace
With Gaza in flames, the prospects for a Middle East deal seem minuscule. But there is a way out, and both sides know what they must do.
By Daniel Klaidman NEWSWEEK
Published Jan 3, 2009
http://www.newsweek.com/id/177840

Ver también:

The New Republic
Why Gaza Matters, by Yossi Klein Halevi
How the fighting in Gaza will affect Israeli politics, Iranian nuks, moderate Arabs, and the future of the two-state solution.
Post Date Monday, December 29, 2008
http://www.tnr.com/politics/story.html?id=a7021eb2-8e4b-49fd-beac-0ad338245178

Arab leaders face Gaza test
By Anita Rice
http://english.aljazeera.net/news/middleeast/2009/01/20091218732517323.html

Israel's fait accompli in Gaza
By Eric S. Margolis
http://english.aljazeera.net/focus/war_on_gaza/2009/01/200914102257130539.html

Israel's failure to learn
By Nir Rosen
http://english.aljazeera.net/focus/2008/12/20081230122143645275.html

El conflicto de Oriente Próximo Gaza y el Año Nuevo Carta abierta del director de orquesta hispanoargentino Daniel Barenboim ante los bombardeos de Israel en Gaza DANIEL BARENBOIM 31/12/2008 http://www.elpais.com/articulo/internacional/Gaza/Ano/Nuevo/elpepuint/20081231elpepuint_5/Tes

sábado, 8 de noviembre de 2008

Barack Obama en Blanco y Negro

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Olga Celle, Ph.D.

La elección de Barack Obama como presidente de los Estados Unidos de Norteamerica ha sido una celebración global de la esperanza y armonía entre los pueblos. La raza de Obama no fue abiertamente discutida en los medios hasta el final de la campaña. El mismo candidato evitó convertir su raza en un tema de debate. Recién dos semanas antes de las elecciones los Republicanos McCain y Palin intentaron descalificar a Barack Obama pero no por su raza, sino mas bien con imágenes y estereotipos normalmente asociados con los no-europeos. Este ensayo comenta algunos aspectos raciales de la elección de Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos.

Barrack Obama es un abogado de 47 años, graduado en Harvard, la escuela de derecho más prestigiosa de los Estados Unidos. Se inició en la política como activista comunitario en los barrios pobres de Chicago. De ahí, logra ser elegido al Senado por el estado de Illinois en donde se distinguió por su compromiso Liberal con los más pobres, pero sin constituirse nunca en un desafío ideológico dentro de su propio partido. Obama era un joven y brillante senador Afro-Americano por el estado de Illinois, es decir, era parte del “Establishment.” No nos olvidemos que hasta su triunfo en la primarias Demócratas, Obama tenía problemas para diferenciar su programa del de Hillary Clinton. Y también, que tanto McCain como Obama votaron a favor de la aprobación por el Senado Norteamericano del plan de rescate del sistema financiero en Octubre de este año. Obama no es un revolucionario.

Sus logros en la campaña presidencial han sido varios. El primero es haber logrado ser elegido Presidente sin haber explicado en detalle el programa de política nacional y exterior que piensa implementar en un país con una economía en crisis y cuya amplia clase media no se encontraba cara a cara con la incertidumbre desde la Gran Depresión de los años treinta. Su libro The Audacy of Hope es una visión más que un proyecto concreto.

El segundo logro de Barack Obama explica el primero. Obama es el campeón de la política de bases. Su experiencia como activista comunitario le ha servido para orquestar su campaña por la Internet y dirigirse de manera directa y personal a sus seguidores potenciales por medio de mensajes a celulares. Sus entusiastas seguidores le han retribuido con modestas contribuciones monetarias las que multiplicadas por los millones de sus bases ha hecho que este hábil político lidere la campaña electoral con más recursos económicos en la historia de los Estados Unidos. También, le han sobrado voluntarios de todas las razas y edades que han ido de puerta en puerta recolectando adherencias a su candidatura. A todo esto debe añadirse sus grandes dotes de oratoria e impecable manejo de su imagen pública. Este conjunto de factores explica en parte este fenómeno carismático llamado Barack Obama que en el corto periodo de veinticuatro meses de campaña se ha constituido en el líder de millones de jóvenes, minorías étnicas y raciales, obreros, así como de Liberales recalcitrantes.

A pesar de ser hijo de una mujer blanca, Obama es considerado el primer presidente negro de los Estados Unidos. Esto es porque en Estados Unidos tanto los Afro como los Europeo descendientes aceptan la “regla de una gota” (One Drop Rule) aun vigente en la sociedad norteamericana aunque fue declarada inconstitucional en 1986. El One Drop Rule significa que solo una gota de sangre no europea te convierte en minoría racial. Hasta muy recientemente, los niños norteamericanos eran clasificados en los registros nacionales con la raza del progenitor que no era de raza europea. Esta era la penalidad institucionalizada a las uniones interraciales. Recién en el 2002 el censo abrió el abanico de opciones incorporando categorías para personas de origen bi- o multi-racial.

Irónicamente el ser identificado como negro favoreció a Obama al protegerlo de las acaloradas, bajas acusaciones y chistes de mal gusto que caracterizan las campañas electorales. Si la campaña Republicana se abstuvo de críticas severas a Obama fue por miedo a la reacción negativa de la población pues habría significado una ruptura con el acuerdo tácito de que “a las personas de color no se las insulta o menosprecia públicamente” sin pagar graves consecuencias políticas. Y sin embargo se dieron algunos intentos de desprestigio por parte de Palin que llegaron muy tarde como para pegar en los indecisos o en los Liberales conservadores quienes de todas maneras hubieran preferido un hombre blanco en la Casa Blanca. Una suerte distinta corrió Hillary Clinton quien siendo blanca pero mujer fue maltratada por la prensa al punto que el ex presidente Bill Clinton protestó calificando de despiadada la campaña mediática contra su mujer. En resumen, al no ser estrujada la imagen de Obama durante la campaña, al momento de votación el era el candidato cristalino y transparente.

Pero el tema racial nunca abandonó la mente de los Afro-americanos. Al principio de este año, el Reverendo Jessie Jackson dijo que Obama “no era lo suficientemente negro” como para representar un nuevo pacto social (racial) en los Estados Unidos. De igual manera, un grupo de jóvenes negros le reprochó en público el que no tuviera un programa político centrado en los negros americanos. Obama, con el control escénico que lo caracteriza, les respondió que el estaba postulando al trabajo de Presidente de los Estados Unidos, deletreando la palabra “unidos,” es decir, dándole connotación multicultural a su imagen y a su campaña.

Obama es un hombre elegante. El y su esposa pertenecen al reducido número de Afro-Americanos que han ascendido en la escala social del país. El apoyo que recibió durante su campaña de Opra Winfrey, y de los republicanos Condoliza Rice y Colin Powel no son solamente gestos de solidaridad con la raza sino también con la clase, la clase de negros adinerados. Su impecable inglés carente de los pintorescos giros y acento Afro-Americano que si tiene el mismo Reverendo Jackson, sus movimientos serenos y controlados, su discreto vestir reflejan su crianza Anglosajona, desde el hogar de sus abuelos paternos, pasando por Columbia University hasta Harvard. En realidad Obama pasa los primeros veinte años de su vida sin contacto con la comunidad Afro-Americana. Excepto por su apariencia física, tiene muy poco de negro.

Pero lo que para muchos Afro-Americanos era una deficiencia se transforma en un capital simbólico que ha hecho que jóvenes universitarios de todas las razas se identifiquen con el: Obama es la imagen del éxito honestamente ganado de las minorías raciales. Y en ese sentido, encarna los ideales estadounidenses de la asimilación y democracia. Su triunfo es la reafirmación de los valores más nobles de la nación.

Obama se ha preparado cuidadosamente para la escena pública. La persona que vemos es el resultado de esa asimilación gradual de la que forman parte el retorno a su nombre africano de Barack (lo conocían como Barry hasta los 24 años) y su selección de esposa Afro americana. Estas decisiones son el producto de un largo viaje en el que un individuo de raza mixta en Estados Unidos es presionado por el medio a asumir una identidad racial. Por ejemplo, Tiger Woods, quien a la temprana edad de 22 años gano el Campeonato Abierto de Golf de los Estados Unidos, se irritaba cuando lo llamaban negro porque su madre era Tailandesa y que el se sentía “como las Naciones Unidas.” Pero su protesta cayó en oídos sordos. Tanto la comunidad Afro-Americana, siempre escasa de héroes públicos así como los blancos que no comprenden la noción de mestizaje apabullaron sus ideas.

El político Obama proclamó su origen bi-racial como capital social a su favor en su rol de líder de un país multirracial pero obvió el discurso de víctima o de representante de las víctimas del racismo característico de los líderes Afro-Americanos. Más bien habló extensamente de la urgente necesidad de reformar el sistema de salud dando como ejemplo a su madre quien enferma con cáncer pasó sus últimos días peleando con las compañías de seguros que se negaban a cubrir sus gastos de tratamiento, ejemplo este con el que se identificaron los pobres de Estados Unidos, tanto negros como blancos, Latino y Asiaticos.

Barack Obama contrae nupcias en 1992 con Michelle Robinson, otra Afro-Americana también ex alumna de la Escuela de Derecho de Harvard. Ya para estas alturas su vocación pública era clara y su entorno social había cambiado. De haberse casado con una mujer blanca, habría ofendido a sus benefactores y sufrido el ostracismo tanto de la comunidad negra como de los blancos, muchos de los cuales aun perciben los matrimonios interraciales como un pecado contra la naturaleza. Es así que la poderosa comunidad Afro-Americana de Chicago lo premia promoviendo su candidatura a la senaduría del estado de Illinois en el 2004.

En lo que resta de este ensayo discutiré el éxito de Barack Obama sobre el de Hillary Clinton, y el impacto de Obama como símbolo generador de esperanza a nivel mundial.

La esclavitud en los Estados Unidos fue abolida antes de darle el voto a la mujer. Esto habla de la manera en que las jerarquías sociales de raza y género se entrecruzan. Obama es un hombre negro y como tal recibe un nivel de estima social superior al de una mujer blanca de la misma clase social. Esta era justamente la intención del concepto de Matriz de Dominación lucidamente desarrollado por Patricia Hill Collins en su famoso libro Black Feminist Thought: Knowledge, Consciousness and the Politics of Empowerment (1990). La intersección de raza, clase y etnia, dice Hill Collins, genera un sistema jerárquico con múltiples niveles de opresión. Siguiendo esta lógica se podría argumentar que a pesar de la superioridad profesional de Hillary Clinton sobre todos los candidatos a la presidencia y de su exitosa e intachable carrera política como senadora del estado de Nueva York, la sombra del escándalo de su esposo la siguió hasta el final de la campaña por la nominación Demócrata.

La identidad de la mujer está siempre ligada a un Otro y ese otro es siempre un hombre, sea padre, marido o hijo. El estatus de “esposa-de-presidente-moralmente-cuestionable” ensombreció la candidatura de Hillary Clinton. La gente común y los medios de comunicación se preguntaban si “Hillary sería capaz de ‘controlar’ a Bill,” es decir, como un hombre es capaz de ‘controlar’ a su mujer. Sin embargo, los dos términos de gobierno de Bill Clinton fueron económicamente exitosos; el llega a balancear el presupuesto del país que había sido seriamente mermado en doce años consecutivos de administraciones republicanas. Así que esta crítica no podía referirse al buen criterio de los Clintons para manejar la economía. Sin duda, el inconveniente que sentían los votantes era más profundo y probablemente menos racional.

O tal vez la interrogante era, si Hillary no pudo controlar la sexualidad desmedida de su esposo, como podría “controlar” a la nación… Y es que en una nación que ha tallado su éxito sobre una economía de guerra, es difícil imaginarse a una mujer dirigiendo los ejércitos imperiales. La economía estadounidense es estructuralmente dependiente de las guerras y su presidente es el Comandante y Jefe (Commander in Chief) de las fuerzas armadas. Aunque el número de mujeres en las fuerzas armadas estadounidense va en aumento, el soldado sigue siendo identificado como un rol masculino. El fracaso de Hillary Clinton revela pues que, a pesar de los grandes avances hacia la igualdad logrados por las mujeres en los Estados Unidos, ser mujer y Presidente de los Estados Unidos es todavía una inconsistencia en el ideario nacional.

Pero Hillary era la candidata preferida para ocupar la presidencia hasta que aparece Obama. (Algo parecido al caso de Lourdes Flores y el fenómeno Humala en las últimas elecciones presidenciales en el Peru). La explicación a este enigma merece un análisis empírico complejo enfocado en las extraordinarias y novedosas estrategias mediáticas de la campaña de Obama que hemos esbozado en la primera parte de este artículo. Al respecto solo quiero avanzar una idea: Tanto Hillary Clinton como John McCain dirigieron sus campañas a los votantes tradicionales, es decir, blancos de clase media (al final, solo 45 por ciento de todos los hombres blancos votaron por Obama). Si ninguno de estos candidatos pensó en movilizar a las masas de obreros, pensionistas y sobretodo de jóvenes fue básicamente porque estos grupos comúnmente no votan. Obama logra venderle su mensaje de cambio a una población desilusionada con la política. El apoyo de los obreros blancos viene de su promesa de atacar la globalización en cuanto esta significa la reducción de trabajo en Estados Unidos, un ideal defendido sin éxito por todos lo sindicatos desde la época de Ronald Reagan. El triunfo de Obama va parejo al nivel de desilusión con el sistema de partidos y de desesperación económica de los estadounidenses en el momento de las elecciones. Pues, al final de cuentas, esta elección ha sido un plebiscito sobre el rol del estado en la economía y la guerra.

A Obama lo apoya una generación de jóvenes universitarios con una actitud relajada respecto a otras razas y a las uniones interraciales. ¿Pero esto significa a caso que el racismo ya no existe en Estados Unidos? ¿O que está en vías de desaparecer? Unas cuantas cifras ayudan a pintar el escenario de las relaciones interraciales en este país:
- Sólo en el año 2005 mas de 7,400 crímenes de odio fueron reportados a las autoridades, la mitad de los cuales eran de origen racial.
- Negros y latinos constituyen el cincuenta por ciento de todos los pobres.
- El ingreso de las familias Afro-Americanas es el 60% del ingreso de las familias blancas y el desempleo de los negros es el doble del de los blancos. La posición de las mujeres Afro-Americanas sin calificaciones es aun peor.
- No más de un 4 por ciento de la comunidad Afro-Americana se ubica entre la clase media y la clase alta. Y de estos, no todos comparten una posición asistencialista a favor de la mayoría Afro-Americana en la pobreza.

Es imposible que Obama no intente ayudar a la comunidad Afro-Americana que tanto realmente lo necesita y lo ha apoyado abiertamente. Pero es probable que no pueda embarcarse en un plan millonario de ayuda dada las condiciones actuales. Lo que intentará serán políticas de generación de empleo mediante obras públicas u otras estrategias keynesianas. Pero estas políticas beneficiarán también a otras razas. En base a lo que conocemos en este momento, Obama no es líder de ningún movimiento étnico-racial

Fue conmovedor ver la reacción internacional popular al conocer la elección de Barack Obama. El pueblo global lo ve como el “emperador bueno” que gobernará el mundo con sabiduría. Pero Obama es un americano y como tal su conocimiento del contexto internacional es escaso. Cuando viajó a Afganistán obligado por las críticas a su falta de experiencia internacional, era su primer viaje fuera del territorio de los Estados Unidos… (Obama nació y vivió en Hawai, esta sería su experiencia internacional solo que Hawai es parte de la Union, es decir, no es ni una economía emergente ni parte del mundo subdesarrollado). El responsable de la política exterior norteamericana será su vice-presidente, John Biden. El furor global fue principalmente una celebración del fin de la temida y odiada era de George W. Bush. El que Obama sea negro no va a cambiar mucho ni los lineamientos Liberales de su política nacional ni menos la naturaleza imperial de las relaciones internacionales de los Estados Unidos.

En un artículo reciente Immanuel Wallerstein comenta:

"En lo que respecta a los ciclos hegemónicos, Estados Unidos fue un contendor por la hegemonía (mundial) desde 1873, logra la hegemonía dominante en 1945, y desde los años setenta ha declinado lentamente. Los errores de George W. Bush han transformado esta lenta decadencia en una precipitada. Hemos entrado en, lo que normalmente sucede, un mundo multipolar. Los Estados Unidos continuaran siendo un poder fuerte, tal vez el mas fuerte, pero continuará declinando en relación a otros poderes en las décadas futuras. Nadie puede hacer mucho para cambiar este tendencia".
(I. Wallerstein, "The Depression: A Long-Term View." Commentary No. 243, Oct. 15, 2008)

En el contexto global en el que se desenvolverá Obama su promesa de un rol mas activo del estado en la economía estaría respondiendo no solo a la crisis actual sino también a la crisis hegemónica que se anuncia como inevitable. Sus rol histórico podría ser el de preparar a los Estados Unidos para el futuro. Sus propuestas no son solo típicas recetas Keynesianas para la recuperación económica sino que también podrían leerse como el reacomodo de los esfuerzos nacionales para suavizar el descenso y preparar la nación para una nueva era. Este es el nuevo nacionalismo de Obama y lo que lo diferencia del de F.D. Roosevelt.

miércoles, 22 de octubre de 2008

El nuevo gabinete frente a los conflictos sociales

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1. El nuevo Gabinete presidido por Yehude Simon como Primer Ministro ha entrado en muy poco tiempo (días, para ser más exacto) en un periodo de crisis interna que ha sorprendido a todos. Las declaraciones públicas del Premier y de los ministros de Economía, Interior, así como el entredicho con funcionarios del interior, entre otros fueron evidenciando el desorden y carencia de liderazgo en el Gabinete, además de la evidencia de discrepancia entre el Primer Ministro y el Ministro de Economía respecto de la política económica.

Las circunstancias en que se produce el cambio en cierta medida no eran las mejores, por tal razón se podía explicar las vacilaciones de las primeras horas. Pero analizando el marco en que se produce el cambio podemos destacar puntos críticos que pueden marcar el rumbo del nuevo Gabinete. Veamos:

• El nuevo gabinete con la inclusión de seis nuevos ministros no sale producto de un giro en la política del gobierno, sino del desmadre ocasionado por el hallazgo de la corrupción en el más alto nivel que involucró a ministros de Gobierno, funcionarios y un ex parlamentario aprista. Se evidenció que era una salida de coyuntura, para superar la crisis política, y se expresa en la composición de Ministros que no concuerdan ni coinciden en la política a seguir frente a la crisis.

• El nuevo gabinete tiene que afrontar una crisis económica declarada tanto por la crisis de las Bolsas de Valores en Estados Unidos y Europa como por la crisis nacional.
En el plano nacional, la manifestación de la crisis ha obligado al MEF a imponer una política severa de reducción del gasto público, paralizando el aparato público y las inversiones de los proyectos de infraestructura.

• El presidente García no ha mostrado interés en cambiar el modelo económico de apertura y liberalización de la economía. No está dispuesto a dar un giro de la política económica; sin embargo se propone contener los reclamos sociales sin modificar la política económica ni las alianzas políticas en el poder.

2. La perspectiva del nuevo gabinete está marcado por las diferencias de enfoques del Premier Yehude Simon respecto del Presidente y del MEF. Además de la debilidad que muestra por no contar con alianzas políticas ni en el Congreso ni en la política nacional que le respalden en su intención de conducir el gobierno con posiciones y políticas propias.

Las diferencias de enfoques son evidentes. El Presidente García, al momento de la Juramentación le señaló tres directivas precisas al Primer Ministro: enfrentar la crisis internacional, luchar contra la corrupción y luchar contra la pobreza; sin que eso signifique alterar o cambiar el rumbo de la política económica dirigida por el MEF.

Yehude Simon, al aceptar el cargo, lo hizo con el evidente propósito de fortalecer la regionalización y por eso sus primeras declaraciones estuvieron orientadas a presionar al MEF por mayores recursos para las regiones y para atender las demandas laborales de la población.

3. Las alianzas políticas que Yehude Simon ha pretendido construir para lograr estabilidad en su gestión son muy débiles. Prácticamente no hay posibilidad que se construya alianzas, pactos o consensos políticos en su gestión por lo encontrado que se encuentran las propuestas. Veamos:

• Su principal basa, los presidentes de los Gobiernos Regionales, organizados en la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales (ANGR) le han dado apenas una tregua de una semana. Si en una semana (27 de octubre), Yehude no logra que el MEF restituya los 400 millones de soles recortados del presupuesto 2008, la ANGR romperá el diálogo y tomará otras medidas (no dicen medidas de fuerza);

• Sus posibles aliados políticas: la tecnocracia de izquierda, opuestos al modelo económico neoliberal, le han propuesto tomar medidas de ajuste en el sentido de: incrementar la tasa tributaria de las empresas mineras, elevación de aranceles (reforma arancelaria), protección del mercado interno (por tanto se oponen a los TLC con Europa y China) y conformación de bloques económicos en América Latina. En palabras de Carlos Franco: “(Yehude Simon) tiene que decirle a los empresarios ustedes han crecido, ahora tienen que pagar más impuestos. Si no hace eso, en tres o cuatro meses el país entrará en grave crisis” (Diario La Primera, 20 – 10 – 2008). Le han puesto como condición para que tenga éxito, que se enfrente al Ministro de Economía y a la Ministra del MINCETUR, con lo cual le están empujando a una crisis de gabinete de corto plazo.

• Las organizaciones sindicales y populares como la CGTP – SUTEP – Federación Médica, ya le exigieron que el diálogo se haga con la Coordinadora Política Social, que es el frente que agrupa a las posiciones más radicales de la izquierda, y que tienen una agenda muy precisa: oponerse al Foro APEC, levantando como alternativa la Asamblea Nacional de los Pueblos, convocado para los mismos días del Foro. Obviamente, su objetivo es constituir una base social de oposición al Gobierno con miras a convertirse en alternativa de gobierno en abierta confrontación al modelo de apertura económica.

4. La carencia de aliados políticos sólidos y la enorme debilidad de su propio partido (Partido Humanista) le han puesto en el escenario más crítico. Los partidos van a entrar en una fase de crisis interna y de definiciones de hegemonías en su interior.

El Partido Aprista, seriamente golpeado por el viraje de Alan García hacia el centro izquierdo, pero más deteriorado por el escándalo de la corrupción que golpea a sectores encumbrados del APRA, ha acelerado las pugnas internas. El Apra como partido no está dispuesto a perder sus cuotas de poder logrados en el gobierno y van a defender no solo el regreso de sus partidarios en el gabinete, sino se van oponer a todo cambio de cuadros apristas en los puestos claves: todos los programas relacionados con las inversiones sociales y las gobernaciones. Todo lo cual debilitará la gestión de los nuevos ministros puestos por Yehude Simon.

Los partidos de izquierda y centro izquierda, van a entrar en crisis por las discrepancias respecto a la táctica frente al nuevo gabinete. De hecho no van a lograr unidad de acción por discrepancias en los objetivos políticos, y porque tras ellos tienen una posición mucho más radical antipartido que les socava internamente la posibilidad de constituir un bloque político o alianzas políticas amplias para construir su alternativa de gobierno.

El nuevo Gabinete frente a los Conflictos Sociales

5. Los conflictos sociales no dan tregua por una razón: porque no tienen dirección, ideología ni se encuentran sujetos a plataformas o cronogramas políticos. La característica más importante de los conflictos sociales es su naturaleza confrontacional liderados por grupos disímiles con alta capacidad de enfrentamiento en calles y carreteras. Esto hace que, en efecto, sea muy difícil que se tenga una estrategia de prevención que genere la sensación de tregua social como lo pide el Primer Ministro.
La prueba de ello son los conflictos en curso que no se derivan ni están en función del cambio de gabinete. En el más breve plazo los conflictos más serios que se van a presentar son :

• Pobladores de la cuenca del río Huaura-Oyón convocaron a un paro para este jueves y viernes, así como a una movilización hacia Lima para noviembre, ante la demora en el asfaltado de la carretera Huaura/Río Seco-Sayán-Churín, Oyón-Yanahuanca-Ambo. Dicen que la obra fue anunciada en el último mensaje presidencial y está contemplada en el SNIP.

• Desde el sábado pasado, autoridades y organizaciones populares y sociales de la provincia de Chota acatan un paro indefinido exigiendo al Gobierno el asfaltado de la carretera Chongoyape-Chota-Cajamarca. Las autoridades ediles se encuentran en negociación con la PCM.

• Los obreros de la Municipalidad Provincial de Chiclayo iniciaron una huelga indefinida en demanda de mejoras salariales. La actual administración edil ha asegurado que no aceptará chantajes e, incluso, ha indicado que tiene un plan de contingencia para enfrentar la medida.

• Comuneros de Acora (Puno) iniciaron, el domingo pasado, un paro de 72 horas contra el alcalde de esa localidad, Iván Flores Pilco. Ellos rechazan supuestos actos de corrupción en esa administración. Un grupo de manifestantes, incluso, tomó temporalmente el local edil y retuvo al burgomaestre durante 4 horas.

6. Si a ello le sumamos el probable conflicto en el Sur por la paralización de la construcción de la carretera interoceánica previsto para dentro de 15 días (segunda semana de noviembre), el panorama se torna bastante crítico. Como sabemos las empresas constructoras han demandado un incremento de 500 millones de dólares porque los costos han subido, y han convencido a las Cámaras de Comercio de Cusco – Puno – Arequipa – Moquegua – Ilo (las zonas más convulsas) que integran PERUCAMARAS para presionar al Gobierno y al Parlamento para que autorice el gasto mencionado. Hay que recordar que en el Congreso existe una comisión que está investigando las presuntas irregularidades en la concesión de las obras de la Interoceánica Tramos 2 – 3 – 4.

7. La lectura que Yehude Simon hace de los conflictos sociales no es acertada. Considera, por un lado que los sectores se hagan responsables de atender las demandas de los pobladores movilizados, sin considerar que muchos de los conflictos tienen que ver con disputas de poder y liderazgos, y que otros tienen que ver con políticas de gobierno y de Estado (que exigen decisión del Congreso).

Por otro lado, cree que la estrategia de las mesas de diálogo es el mecanismo apropiado para prevenir y solucionar conflictos. En verdad lo que se puede deducir del periodo de conflictos sociales 2006 – 2008 es lo siguiente:

• Que hay un agotamiento y descrédito de las mesas de diálogo. Los actores de los conflictos prefieren las negociaciones bilaterales porque les permite llegar a acuerdos inmediatos y prácticos.

• Las mesas de diálogo se han agotado y desacreditados porque, por un lado, se presentan plataformas con puntos de muy difícil tratamiento que exigen comisiones de trabajo que prolongan la solución del problema; y por otro, porque los actores directos de los conflictos son sustituidos por los mediadores del conflicto.

• Porque los actores del conflicto prefieren el diálogo directo con el poder central y no confían de los negociadores o los representantes del ejecutivo. De ahí la exigencia para que sea el propio Presidente del Consejo de Ministro esté en cada negociación (por ejemplo en el conflicto reciente entre Tacna y Moquegua, resulta que el Alcalde de Candarave, Tacna, exige la presencia del Primer Ministro para que participe en su Mesa de Diálogo de la provincia de Candarave para llegar a un acuerdo sobre el uso del recurso hídrico para las actividades mineras). Esto, por supuesto terminará liquidando toda posibilidad de institucionalizar la solución de las demandas.

8. Es posible determinar que en cuanto a los conflictos sociales estamos frente a una nueva situación que va a influir mucho en su intensidad y radicalidad. Es posible determinar que vamos a ingresar a un periodo donde los conflictos ya no se presentan por la distribución de las ganancias o del canon (en el caso de los conflictos mineros). Los conflictos en este nuevo periodo de crisis económica y de reducción de los ingresos por la reducción del canon, se presentarán por impedir perder los recursos asignados, los derechos adquiridos y los montos establecidos en la distribución del canon.

Serán, por tanto, conflictos defensivos. La población sentirá que están perdiendo conquistas históricas, y eso como sabemos tiene una alta dosis de subjetividad y de violencia.

Un poco de calma. ¿Qué se puede hacer en esta circunstancia?
Dos ideas básicas:

1. Si se trata de lograr superar la crisis inmediata que enfrentaría al Gabinete con los presidentes regionales, lo que se requiere es superar los conflictos internos en el Gabinete, y definir una sola política en relación a las demandas de los gobiernos regionales de no sufrir los recortes de los 400 millones de soles del presupuesto 2008.

2. Si se trata de lograr de la tregua con el movimiento social para no agudizar los conflictos sociales en curso, de lo que se trata, entonces es considerar lo siguiente:

• No repetir la experiencia de las mesas de diálogo porque eso entramparía al Ejecutivo y le restaría credibilidad al gobierno en el manejo de las crisis sectoriales y regionales.

• Es mejor trabajar puntos fundamentales de la coyuntura política para lograr nuevos consensos con los actores políticos. Por ejemplo: se requiere que el Gobierno Nacional establezca bases de acuerdos con las comunidades amazónicas y las empresas petroleras respecto del marco normativo institucional para la explotación racional de los recursos naturales.

• Considerar que la mejor política de prevención de conflictos es la transparencia en la gestión, impulsando una efectiva política de moralización y “despartidarización” de la gestión pública.

No hay mucho por hacer o cambiar en tan poco tiempo, y con tanta incertidumbre tanto interna (en el gabinete) como en el curso de la crisis económica.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Syllabus de Etnicidad y mestizaje, de Pablo Sandoval

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATOLICA DEL PERU
FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
ESPECIALIDAD DE SOCIOLOGIA

ETNICIDAD Y MESTIZAJE EN EL PERÚ
SOC – 345

Profesor: Pablo Sandoval López
Semestre: 2008-II
Créditos: Tres

Sumilla y objetivos

Para el sentido común, la etnicidad y el mestizaje se presentan como materialidades tan concretas como inequívocas. Sin embargo, estas entidades son “realidades” que se construyen como tales a partir de procesos de producción cultural que inscriben subjetividades y pertenencias que van en ciertas direcciones y no en otras.

Este curso apunta a introducir a los alumnos en el debate de conceptos y experiencias históricas para abordar la construcción social de la etnicidad y el mestizaje en el Perú y América Latina. Para ello, se discutirán las interrelaciones entre mestizaje y etnicidad, así como los vínculos entre etnicidad y nación, en especial los referidos a los movimientos políticos étnicos en los países andinos. Es decir, se busca discutir interpretaciones e hipótesis que den cuenta de la conformación de procesos de mestizaje y conformación de identidades étnicas en Perú y América Latina (México, Guatemala, Ecuador, Bolivia y Perú). Se prestará atención -de manera comparada- a la historia política y cultural reciente de estos países, el papel que ha jugado la dimensión étnica y la ideología del mestizaje en los discursos estatales así como en la emergencia de nuevos movimientos sociales que han enfrentado las reformas neoliberales y la crisis del sistema de partidos a través de un discurso de re-fundación “étnica” y "nacionalista".

Del mismo modo, se analizarán los procesos de emergencia de discursos de cholificación en el Perú y cómo las categorías de “etnicidad” y “raza” han permeado las prácticas, narrativas y representaciones durante la reproducción del conflicto armado interno que vivió el Perú entre 1980 y 2000.

En suma, el objetivo de este curso es privilegiar la aproximación teórica con la discusión histórica, abordando las implicancias teóricas de las categorías de etnicidad y mestizaje y sus interrelaciones con los contextos sociopolíticos en que se ha desarrollado en Perú y América Latina.

Programa:

I. Introducción: ¿De qué estamos hablando cuándo hablamos de etnicidad?
Aproximación primordial y situacional. Discusión del concepto de etncidad identidad. Nacionalismo y etnicidad.

II. Proyecto de mestizaje y etnicidad en el Perú y la América colonial
Castas, raza y etnicidad en la sociedad colonial.

III. Etnicidad y mestizaje en América Latina: México, Guatemala y Perú (periodo republicano)
Formación de estado nación. Proyectos nacionalistas, narrativas de mestizaje y representaciones del indio en Perú, Guatemala y México.

IV. Ruta cultural del Perú: proceso de cholificación o del mestizaje a la peruana
Proceso de cholificación en el Perú. Migración como “hecho” de modernidad. Nuevos actores y sentidos de pertenencia peruana. Debate sobre lo “andino”. Los retos del laberinto de la choledad.

V. Movimientos étnicos en los países andinos
Emergencia de movimientos sociales de narrativa étnica. Refundación de nación, “populismo” e identidades en los países andinos: Ecuador, Bolivia y Perú.

VI. Etnicidad, ciudadanía y violencia política en el Perú.
Conflicto armado interno, racismo, exclusión, ciudadanía, Estado y Sendero Luminoso.

Modo de evaluación:

La nota final del curso será obtenida en base a:

2 reseñas de textos 20%
Examen parcial 40%
Trabajo final 40%

- La reseña de los 2 textos debe tener una extensión máxima de tres páginas, y debe contener los fundamentos principales del texto así como una aproximación crítica del alumno al mismo.

- El trabajo final se hará exclusivamente en base a uno de los temas desarrollados en el curso; y bajo el asesoramiento del profesor. El trabajo final debe tener una extensión máxima de 15 páginas.

- El examen final busca evaluar los conocimientos trabajados y discutidos en clase.


I. INTRODUCCIÓN: ¿DE QUÉ ESTAMOS HABLANDO CUÁNDO HABLAMOS DE ETNICIDAD?

1 sesión. Aproximación primordial
Lecturas obligatorias:
Geertz, Clifford
1988 “La revolución integradora: sentimientos primordiales y política civil en los nuevos estados” y "Persona, tiempo y conducta en Bali”, en: La interpretación de las culturas, Gedisa, Barcelona. Pp. 219-261, 299-338.

Lecturas complementarias:
Apadurai, Arjun,
1996 “La vida más allá del primordialismo”, en: Arjun Apadurai, La modernidad desbordada. Dimensiones culturales de la globalización, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, pp. 147-166.

Eller, Jack y Reed Coughlan
1993 “The Poverty of Primordialism: the Demystification of Ethnic Attachments”. Ethnic and Racial Studies, 16 (2), pp. 187-201.

Grosby, Steven
1994 “The Veredict of History: the Inexpugneable tie of Primordiality – a Response to Eller and Coughlan”, en: Ethnic and Racial Studies, 17 (2), pp. 164-171.

2 sesión. Aproximación situacional
Lecturas obligatorias:
Barth, Frederik
1976 “Los grupos étnicos y sus fronteras. Introducción” y “Los Pathanes: su identidad y conservación”, en: Barth, Fredrik (comp.), Los grupos étnicos y sus fronteras. La organización social de las diferencias culturales, FCE, México D.F, pp. 9-49, 122-177.
http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Barth%20intr.pdf
http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Barth%20Pathanes.pdf

Lecturas complementarias:
Barth, Frederik
1961 Nomads of South Persia: the Basseri Tribe of the Khamseh Confederacy. Boston: Little, Brown.
1989. “The Analysis of Culture in Complex Societies”, en: Ethnos, 54(3-4):120-142.
1993 Balinese Worlds, The University of Chicago Press.

3 sesión. Debatiendo el concepto de etnicidad e identidad
Lecturas obligatorias:
Brubaker, Rogers
2004 “Ethnicity without Groups” y “Ethnicity as Cognition”, en: Rogers Brubaker, Ethnicity without Groups, Harvard University Press, pp. 7-27, 64-87.

Cooper, Frederik, y Brubaker Rogers
2000 "Beyond 'Identity”, en: Theory and Society, N. 29 (1), pp. 1-47.

Lecturas complementarias:

Banks, Marcus
1996 Ethnicity: Anthropological Constructions, Routledge, Londres.

Baud, Michiel et al
1996 “(Re)construcción de la etnicidad”, “La dimensión étnica de la ´comunidad´” y “Formación de la Nación y etnicidad”, en: Michiel Baud et al, Etnicidad como estrategia en América Latina y el Caribe, Ediciones Abya-Yala, Quito.

Benhabib, Seyla
2002 “Introduction: On the Use and Abuse of Culture”, en: Seyla Benhabib, The Claims of Culture. Equality and Diversity in the Global Era, Princeton University Press,pp.1-23.

Briones, Claudia
1998 La Alteridad del “Cuarto Mundo”: una deconstrucción antropológica de la diferencia, ediciones del Sol, Buenos Aires.

Jenkins, Richard
1997 Rethinking Ethnicity: Arguments and Explorations, SAGE Publications, Londres.

Stone, John
2003 Race and Ethnicity: Comparative and Theoretical Approaches, Blackwell, Nueva York.

4 sesión. Etnicidad y nacionalismo
Lecturas obligatorias:
Anderson, Benedict
1993 Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origen y la. difusión del nacionalismo, Fondo de Cultura Económica, México DF.

Breully, John
1990 “Conclusión”, en: John Breully, Nacionalismo y Estado, Ediciones Pomares-Corredor, Barcelona, pp. 370-403.

Hastings, Adrian
2000 “La nación y el nacionalismo” y “Un examen más atento de la etnicidad”, en: Adrian Hastings, La construcción de las nacionalidades. Etnicidad, religión y nacionalismo, Cambrigde University Press.

Smith, Anthony
2000 “Invención e imaginación”, “Primordialismo y perennialismo” y “Etnosimbolismo”, en: Anthony Smith, Nacionalismo y modernidad, Istmo, Madrid, pp. 215-347.

Lecturas complementarias:
Comaroff, John
1992 "Of Totemism and Ethnicity: Consciousness, Practice, and the Signs of Inequality," en: John y Jean Comaroff, Ethnography and the Historical Imagination, Boulder, CO: Westview Press.
1996 “Ethnicity, Nationalism and the Politics of Difference”, en: P. MacAllister y E. Wilmsen (eds), The Politics of Difference, University of Chicago Press.

Marx, Anthony W.
1996 "Race-Making and the Nation-State", en: World Politics, N. 48, pp.180-208.
2003 Faith in Nation. Exclusionary Origins of Nationalism, Oxford University Press.

Mosse, George
1995 “Racism and Nationalism”, en: Nations and Nationalism, Volume 1 Issue 2, pp. 163-173.

Smith, Anthony
1999 “Ethnic Election and National Destiny”, en: Nations and Nationalism, N. 5, no. 3, pp. 331-355.
2003 “The Glorious Dead”, en: Anthony Smith, Chosen People. Sacred Sources of National Identity, Oxford University Press, pp. 218-288.

Stavenhagen, Rodolfo
2001 La Cuestión étnica, El Colegio de México, México DF.


II. PROYECTO DE MESTIZAJE Y ETNICIDAD EN EL PERÚ Y LA AMÉRICA COLONIAL

5 sesión. ¿Raza, castas o grupos étnicos en la colonia?
Lecturas obligatorias:
Estensoro, Juan Carlos
2000 “Los colores de la plebe: razón y mestizaje en el Perú colonial”, en: Los cuadros de mestizaje del Virrey Amat. La representación etnográfica en el Perú colonial, Museo de Arte de Lima, Lima, pp. 67-107.

Thomson, Sinclair
2007 “¿Hubo raza en Latinoamérica colonial? Percepciones indígenas de la identidad colectiva en los Andes insurgentes”, en: De la Cadena, Marisol (ed.), Formaciones de indianidad. Articulaciones raciales, mestizaje y nación en América Latina, Envión editores, Popayán.
http://www.cholonautas.edu.pe/modulo/upload/Formaciones%20de%20Indianidad%20-%20cap%202.pdf

Lecturas complementarias:
De la Cadena, Marisol
2007 “Introducción”, en: Marisol de la Cadena (ed.), Formaciones de indianidad. Articulaciones raciales, mestizaje y nación en América Latina, Envión editores, Popayán.

Katzew, Ilona
2004 Casta Painting: Images of Race in Eighteenth-century Mexico, Yale University Press.

O'Phelan Godoy, Scarlett
2002 “Ciudadanía y etnicidad en las Cortes de Cádiz”, en: Cristóbal Aljovín y Nils Jacobsen (eds.), Cultura política en los Andes, 1750-1950, IFEA / UNMSM, Lima, pp. 267-289.

Salomon, Frank y Stuart Schwartz
1999 “Peoples and New Kinds of People: Adaptation, Readjustment, and Ethnogenesis
in South American Indigenous Societies (Colonial Era)”, en: Frank Salomon y Stuart Schwartz (eds.), The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas, Vol. 3 parte 2: South America, Cambridge University Press, pp. 443-501.


Schwartz, Stuart
1995 “Colonial Identities and the Sociedad de Castas”, en: Colonial Latin American Review, N. 4 (1), pp. 185-201.

III. ETNICIDAD Y MESTIZAJE EN AMÉRICA LATINA: MÉXICO, GUATEMALA Y PERÚ (PERIODO REPUBLICANO)

6 sesión. Indigenismo y mestizaje: visiones panorámicas
Lecturas obligatorias:
Baud, Michiel
2003 Intelectuales y sus utopías. Indigenismo y la imaginación de América Latina, CEDLA, Ámsterdam.

Lectura complementaria:
Favre, Henri
1998 El Indigenismo, Fondo de Cultura Económica, México DF.

7 sesión. Mestizaje y nacionalismo en México:
Lecturas obligatorias:
Dawson, Alexander S.
1998 “From Models for the Nation to Model to Citizens: Indigenismo and the ‘Revindication’ of the Mexican Indian, 1920-1940”, en Journal of Latin American Studies, Vol. 30. Cambridge.

Knight, Alan
1990 "Racism, Revolution, and Indigenismo: Mexico, 1910-1940.", en: Richard. Graham., The Idea of Race in Latin America, 1870-1940, Austin, Texas.

Peña, Guillermo de la
2002 "El futuro del indigenismo en México: del mito del mestizaje a la fragmentación neoliberal", Yamada, Mutsuo y Degregori, Carlos Iván. Orgs., Estados nacionales, etnicidad y democracia en América Latina / (JCAS symposium series, 15, Osaka: National Museum of Ethnology, The Japan center for area studies. JCAS, 2002, pp. 45-64, 61-64.

Lecturas complementarias:
Alonso, Ana María
2004 “Conforming Disconformity: "Mestizaje," Hybridity, and the Aesthetics of Mexican Nationalism”, en: Cultural Anthropology, Volume 19 Issue 4, pp. 459-490.

Escalante, Fernando
s/f La transición al indigenismo del EZLN, mimeo.
http://clas.uchicago.edu/events/briefings/El%20nuevo%20indigenismo%20y%20el%20EZLN.pdf

Knight, Alan
1994 “Popular Culture and the Revolutionary State in Mexico', Hispanic American Historical Review, 74:3.



Palacios, Guillermo
1998 “Postrevolutionary Intellectuals, Rural Readings and the Shaping of the 'Peasant Probem' in Mexico: El Maestro Rural, 1932-1934”, en: Journal of Latin American Studies, vol. 30, n° 2.

Poole, Deborah.
2004 “An Image of "Our Indian": Type Photographs and Racial Sentiments in Oaxaca, 1920-1940”, en: Hispanic American Historical Review - 84:1, Febrero, pp. 37-82.

Vaughan, Mary Kay
2001 “Introducción: la política cultural de la Revolución mexicana”, en: La política cultural en la revolución. Maestros, campesinos y escuelas en México, 1930-1940, Fondo de Cultura Económica, México DF. pp. 13-48.

8 sesión. Racismo y mestizaje en Guatemala:
Lecturas obligatorias:
Adams, Richard y Santiago Bastos
2005 “Un abrazo incómodo: la redefinición de las relaciones étnicas, 1994-2000”, en: Richard Adams, Ensayos sobre evolución y etnicidad en Guatemala, Universidad Autónoma Metropolitana-Izatapalapa, México DF, pp. 253-292.

Grandin, Greg
2000 “Introduction: Searching for the Living among the Dead”, “Regenerating the Race: Race, Class, and the Nationalization of Ethnicity”, y “Conclusions: The Limits of Nation”, en: Greg Grandin, The Blood of Guatemala: A History of race and Nation, Duke University Press, pp. 1-19, 130-335.

Tenorio, Mauricio
2006 “Guatemala y México: del mestizaje a contrapelo”, en: Revista Istor, CIDE, México DF. Año 4, N. 24, pp. 67-94.
http://www.istor.cide.edu/archivos/num_24/dossier4.pdf

Lecturas complementarias:
Adams, Richard
2005 “La población indígena en el estado liberal, 1900-1944”, en: Richard Adams, Ensayos sobre evolución y etnicidad en Guatemala, Universidad Autónoma Metropolitana, Izatapalapa, México DF., pp. 199-252.

Casaus Arzú, Marta E.
2005 "De la incógnita del indio al indio como sombra: el debate de la antropología guatemalteca en torno al indio y la nación, 1921-1938", en: Revista de Indias, Vol. 65, N. 234, pp. 375-404.
2006 "La genealogía del racismo y del discurso racial en las elites de poder en Guatemala (siglos XIX y XX)", en: Cuadernos Americanos, Vol. 3, N. 117, pp. 85-126.

9 sesión. Mestizaje, etnicidad y nación en Perú:
Lecturas obligatorias:
De la Cadena, Marisol
1998 “El Racismo silencioso y la superioridad de los intelectuales en el Perú”, en: Socialismo y Participación, No. 83, setiembre, Lima, pp. 85-109.
2004 “Viejos diálogos en torno a la raza: una introducción al presente” e “Indigenistas liberales frente al Comité Tawantinsuyo: la construcción del indio”, en: Marisol de la Cadena, Indígenas mestizos. Raza y cultura en el Cusco, IEP, Lima, pp. 19-60, 105-151.

Franco, Carlos
1991 “Impresiones del indigenismo”, en: Carlos Franco, Imágenes de la sociedad peruana: la "otra" modernidad, Centro de Estudios para el Desarrollo y la Participación CEDEP, Lima, pp. 57-77.

Manrique, Nelson
1999 “Introducción: algunas reflexiones sobre el colonialismo, el racismo y la cuestión nacional” y “José María Arguedas y la cuestión del mestizaje”, en: La piel y la pluma. Escritos sobre literatura, etnicidad y racismo, SUR / CDIAG, Lima.

Poole, Deborah
1997 “Introducción”, “El rostro de una nación” y “Los nuevos indios”, en: Deborah Poole, Visión, raza y modernidad. Una economía visual del mundo andino en imágenes, SUR / Consejería de proyectos, Lima. Pp. 11-35, 177-242.

Lecturas complementarias:
Kristal, Efraín
1991 Una visión urbana de los Andes. Génesis y desarrollo del indigenismo en el Perú 1848-1930, Instituto de Apoyo Agrario, Lima.

Méndez, Cecilia
1996 Incas sí, Indios no: apuntes para el estudio del nacionalismo criollo en el Perú, Documento de Trabajo N. 56, segunda edición, Instituto de Estudios Peruanos, Lima. http://www.iep.org.pe/textos/DDT/DDT56.pdf

Poole, Deborah
1990 ”Ciencia, Peligrosidad y Represión en la Criminología Indigenista Peruana”, en: Carlos Aguirre y Charles Walker (eds.), Bandoleros, Abigeos y Montoneros: Criminalidad y Violencia en el Perú, Siglos XVIII-XX, Lima: Instituto de Apoyo Agrario, pp. 335-367.

Thurner, Mark
2003 “Los indios y las republicas entre 1830-1880”, en: Juan Maiguashca (ed.), Historia de América Andina, Vol. 5, Creación de las repúblicas y formación de nación, Universidad Andina Simón Bolívar, Quito, pp. 173-209.
2006 “Historizando el predicamento postcolonial andino”, “Comunidades inimaginadas” e “Historias republicanas, legados postcoloniales”, en: Mark Thurner, Republicanos andinos, Instituto de Estudios Peruanos, Centro Bartolomé de las Casas, Lima.

Remy, Maria Isabel
1990 “¿Modernos o tradicionales?” Las ciencias sociales frente a los movimientos campesinos en los últimos años”, en: Héctor Béjar, Fernando Eguren, Orlando Plaza y María Remy, La presencia del cambio: campesinado y desarrollo rural, DESCO, Lima.
1992 “Arguedas y López Albújar: rasgos de un nuevo perfil de la sociedad serrana”, en: Debate Agrario, No. 13, 1992, pp. 121-137. http://www.cepes.org.pe/debate/debate13/07_articulo.pdf

IV. RUTA CULTURAL DEL PERÚ: PROCESO DE CHOLIFICACIÓN O DEL MESTIZAJE A LA PERUANA

10 sesión. ¿De mestizos a cholos?
Lecturas obligatorias:
Elmore, Peter
1993 Los muros invisibles. Lima y la modernidad en la novela del siglo XX, Lima. Mosca Azul editores.

Franco, Carlos
1991 “Exploraciones en otra modernidad: de la migración a la plebe urbana”, en: Imágenes de la sociedad peruana: la “otra” modernidad. Lima, CEDEP, pp. 79-109.

Nugent, José Guillermo
1992 El laberinto de la choledad, Fundación Friedrich Ebert, Lima.
2008 “El laberinto de la choledad, años después…”, en: Quehacer, N. 170, Lima, pp. 86-95.
http://www.desco.org.pe/apc-aa-files/6172746963756c6f735f5f5f5f5f5f5f/qh170gn.doc

Quijano, Aníbal.
1980 “Lo cholo y el conflicto cultural en el Perú”, en: Aníbal Quijano, Dominación y cultura. Lo cholo y el conflicto cultural en el Perú, Mosca Azul, Lima, pp. 47-119.

Lecturas complementarias:
Adrianzen, Alberto
1990 “Estado y sociedad: señores, masas y ciudadanos”, en: Abugattas, Juan y otros, Estado y sociedad. Relaciones peligrosas, DESCO, Lima, pp. 13-42.

Oliart, Patricia
1995 "Poniendo a cada quien en su lugar: estereotipos sexuales y raciales en la Lima del Siglo XIX," en: Aldo Panfichi y Felipe Portocarrero (editores), Mundos Interiores, Universidad del Pacifico, Lima.

López, Sinesio
2000 “Democracia y participación indígena: el caso peruano”, en: Fernando García (coordinador), Las sociedades interculturales: un desafío para el siglo XXI, Flacso-Ecuador, pp. 137-177. http://www.flacso.org.ec/docs/sasocintercul.pdf


V. MOVIMIENTOS ÉTNICOS EN LOS PAÍSES ANDINOS

Lecturas complementarias de de contexto general


Adelman, Jeremy
2006 "Unfinished States: Historical Perspectives on the Andes", Drake, Paul y Eric Hersberg (eds.), State and Society in Conflict: Comparative Perspectives on Andean Crises, University of Pittburgh Press, pp. 1-40.




Albó, Xavier
1999 ”Andean People in the Twentieth Century”, en: The Cambridge History of the Native Peoples of the Americas Vol. 3 part 2: South America, Cambridge University Press, pp. 765-871.
2008 “Atando cabos”, en: Xavier Albó, Movimientos y poder indígena en Bolivia, Ecuador y Perú. PNUD / CIPCA, La Paz.

Larson, Brooke
2004 Trials of Nation Making. Liberalism, Race, and Ethnicity in the Andes, 1810-1910. Cambridge: Cambridge University Press.

Warren Kay y Jean E. Jackson
2002 “Introduction: Studying Indigenous Activism in Latin America”, en: Warren Kay y Jean E. Jackson (eds.), Indigenous Movements, Self-Representation, and the State in Latin America, University of Texas Press, pp. 1-46.

11 sesión. Ecuador:
Lecturas obligatorias:
Albó, Xavier
2008 “Ecuador”, en: Xavier Albó, Movimientos y poder indígena en Bolivia, Ecuador y Perú. PNUD / CIPCA, La Paz.

Guerrero, Andrés
2006 “El proceso de identificación: sentido común ciudadano, ventriloquía y transescritura”, en: Andrés Guerrero (ed.) Etnicidades, FLACSO-Ecuador, Quito, pp. 9-60.
http://www.flacso.org.ec/docs/etnicidades.pdf

Lecturas complementarias:
Becker, Mark
2007 “Comunistas, indigenistas e indígenas en la formación de la Federación Ecuatoriana de Indios y el Instituto Indigenista Ecuatoriano”, en: Iconos. Revista de Ciencias Sociales, N. 27, Quito, enero, pp. 135-144.
2008 “Indigenous Nationalities in Ecuadorian Marxist Thought”, en: A Contracorriente, Vol. 5, No. 2, pp. 1-46.
http://www.ncsu.edu/project/acontracorriente/winter_08/documents/Becker.pdf

Pajuelo, Ramón
2007 “Ecuador: movilización indígena y transformación del escenario político”, en: Reinventando comunidades imaginadas. Movimientos indígenas, nación y procesos sociopolíticos en los países centroandinos, IEP / IFEA, Lima, pp. 35-54.
12 sesión. Bolivia:
Lecturas obligatorias:
Albó, Xavier
2008 “Bolivia”, en: Xavier Albó, Movimientos y poder indígena en Bolivia, Ecuador y Perú. PNUD / CIPCA, La Paz.

Pajuelo, Ramón
2007 “Bolivia: crisis estatal y protagonismo de los movimientos indígenas”, en: Reinventando comunidades imaginadas. Movimientos indígenas, nación y procesos sociopolíticos en los países centroandinos, IEP / IFEA, Lima, pp. 55-93.

Lecturas complementarias:
Dunkerley, James
2006 “Evo Morales, the ‘Two Bolivias’ and the Third Bolivian Revolution”, en: Journal of Latin American Studies, N. 39, pp. 133–166.

Larson, Brooke
2003 “Capturing Indian Bodies, Hearths, and Minds. “El hogar campesino’ and Rural School Reform in Bolivia, 1920s-1940s”, en: Merilee Grindle y P. Domingo, eds., Proclaiming Revolution. Bolivia in Comparative Perspective, Cambridge: Harvard University Press, pp. 183-212.
2005 “Indios redimidos, cholos barbarizados: creando la modernidad neocolonial en la Bolivia liberal, 1900-1910”, en: Nils Jacobsen y Cristobal Aljovín, eds., Cultura política en los andes (1750-1950), Universidad Nacional Mayor de San Marcos, IFEA, Embajada de Francia, Lima, pp. 347-373.

Sanjines, Javier
2005 El espejismo del mestizaje, IFEA / PIEB, Embajada de Francia, La Paz.

Yashar, Deborah
2005 Contesting Citizenship in Latin America. The Rise of Indigenous Movements and the Postliberal Challenge, Cambridge University Press (Parte II, “The Cases” pp. 85-365.).

13 sesión. Perú:
Lecturas obligatorias:
Albó, Xavier
2008 “Perú”, en: Xavier Albó, Movimientos y poder indígena en Bolivia, Ecuador y Perú. PNUD / CIPCA, La Paz.

Degregori, Carlos Iván
1998 “Ethnicity and Democratic Governability in Latin America. Reflections from two Central Andean Countries”, en: Felipe Agüero (editor), Fault Lines of Democracy in Post-Transition Latin America. North South Center Press, Miami.

Drinot, Paulo
2006 "Nation-building, Racism, and Inequality: Institutional Development in Peru in Historical Perspective", en: John Crabtree (ed.), Making Institutions Work in Peru: Democracy, Development, and Inequality Since 1980, Institute for the Study of the Americas, Londres, pp. 5-23.

García, María Elena
2005a “Race, Education and Citizenship: From Indigenismo to Interculturalidad, 1920-1990s”, en: María Elena García, Making Indigenous Citizens. Identities, Education, and Multicultural Development in Peru, Stanford University Press, pp. 63-83.

García, María Elena y José Antonio Lucero
2005b “Explorando un país sin Indígenas: Reflexiones sobre los movimientos indígenas en el Perú”, en: León Zamosc y Fernando Garcés, eds., Movimientos Indígenas y Estado en América Latina, Quito, Ecuador: Abya-Yala.



Lecturas complementarias:
Degregori, Carlos Iván
1991 “El aprendiz de brujo y el curandero chino: etnicidad, modernidad y ciudadanía”, en: Carlos Iván Degregori y Romeo Grompone, Demonios y redentores en el nuevo Perú. Elecciones 1990. Una tragedia en dos vueltas, Instituto de Estudios Peruanos, Lima, pp. 69-142.
1993 “Identidad étnica, movimientos sociales y participación política en el Perú”. en: Alberto Adrianzén et.al. Democracia, etnicidad y violencia política en los países andinos, IEP / IFEA, Lima, pp.113-133.

Pajuelo, Ramón
2007 “Perú: política, etnicidad y organizaciones indígenas”, en: Reinventando comunidades imaginadas. Movimientos indígenas, nación y procesos sociopolíticos en los países centroandinos, IEP / IFEA, Lima, pp. 95-125.

Portocarrero, Gonzalo
2006 “Etnicidad y política: los puentes entre lo ideal y lo real”, en: Crónicas urbanas: análisis y perspectivas urbano regionales, Año 10, no. 11, Cusco.
http://www.guamanpoma.org/cronicas/11/Gonzalo_Portocarrero.pdf

Remy, María Isabel
1994 “The Indigenous Population and the Construction of Democracy in Peru”, en: Donna Lee Van Cott, ed. Indigenous Peoples and Democracy in Latin America, Nueva York, St. Martin’s Press.

Yashar, Deborah
2005 Contesting Citizenship in Latin America. The Rise of Indigenous Movements and the Postliberal Challenge, Cambridge University Press (Parte II, “The Cases” pp. 85-365. Cap. “Peru: Weak National Movements and Sub-national Variation).

Warren Kay y Bourque, Susan
1978 Denial and Reafirmation of Ethnic Identities. A comparative Examinations of Guatemalan and Peruvian Communities. Ocassional Papers Series. Program in Latin American Studies, Univeristy of Massachusset at Amherst.

VI. ETNICIDAD, CIUDADANÍA Y VIOLENCIA POLÍTICA EN EL PERÚ.

14 sesión. Racismo y dimensión étnica en el conflicto armado interno
Lecturas obligatorias:
Comisión de la Verdad y Reconciliación
2003 “Violencia y desigualdad racial y étnica”, en: Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, Vol.VIII, Lima, 119-175.
http://www.cverdad.org.pe/ifinal/pdf/TOMO%20VIII/SEGUNDA%20PARTE/Impacto%20diferenciado%20de%20la%20violencia/2.2.%20DISCRIMINACION%20ETNICA.pdf

Degregori, Carlos Iván
2004 “Desigualdades persistentes y construcción de una país de ciudadanos”, en: Cuestión de Estado, N. 33/34, 2004, pp. 24-31.

De la Cadena, Marisol
2003 “Escribir otra historia del Perú”, en: Cuestión de Estado, N.32.
2006 “Escribir otra historia en el Perú (segunda vuelta)”, en: Idéele, N. 176, IDL, Lima.

Tanaka, Martín
2006 El informe de la CVR y los partidos políticos en el Perú, IEP, Lima.

Wilson, Fiona
2007 “Transcending Race? Schoolteachers and Political Militancy in Andean Peru,
1970–2000”, en: Journal of Latin American Studies, N. 39, pp. 719–746.

Lecturas complementarias:
Drinot, Paulo
2007 “El ojo que llora: las ontologías de la violencia y la opción por la memoria en el Perú”, Hueso Húmero, N. 50, 2007. http://huesohumero.perucultural.org.pe/textos/50/502.doc

Muñoz, Ismael, Maritza Paredes y Rosemary Thorp
2006 Acción colectiva, violencia política y etnicidad en el Perú, Documento de trabajo N. 1, CISEPA, Lima. http://www.pucp.edu.pe/cisepa/docs/acc_colect.pdf